LA JORNADA
México, D.F.- Aún no reciben su aumento los salarios mínimos y éste ya quedó “pulverizado” por los incrementos de diciembre, los que ya se anunciaron para enero en bienes y servicios del sector público y el ajuste de impuestos como el predial y el agua, estableció la firma Consultores Internacionales (CI), en tanto, un informe del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, apunta que la empresa mexicana basa toda su competitividad en el pago de bajos salarios; y una investigación de la Universidad Obrera indica que en dos años del gobierno de Vicente Fox el poder adquisitivo del minisalario cayó en 9.17 por ciento y solo alcanza para adquirir una cuarta parte de la canasta básica.
Es decir, se precisa pues de cuatro minisalarios para poder adquirir los mínimos básicos de una familia media, según indica, mientras que la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD) asegura que la contención de salarios es la pieza clave de la reestructuración del capital.
Incluso el propio Secretario del Trabajo y Previsión Social, Carlos Abascal Carranza, reconoció la semana pasada que el minisalario ya dejó de ser una remuneración, ahora sólo es una “referencia” económica que sirve para el pago de impuestos, multas o la asignación de una casa.
El Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM establece en un informe sobre la evolución de los salarios en nuestro país, que tanto los mínimos, como los contractuales acumulan un “rezago histórico” grave; que no han recuperado su nivel de 1982; ni el de 1994, ni siquiera el del 2000. El deterioro parece irreversible; su poder de compra es sumamente bajo -sólo alcanza para adquirir unos cuantos productos básicos- pero no cubre ninguno de los requerimientos mínimos de salud, educación y esparcimiento; se tiene que complementar con otros aportantes familiares o ingresos extras y está en extinción.
De esta forma, el sector productivo nacional basa prácticamente toda su competitividad en el pago de bajos salarios y en el desconocimiento de derechos laborales de los trabajadores. Incluso se utiliza este argumento por parte del sector gubernamental para atraer inversiones extranjeras.
En este sentido, la investigadora de la Universidad Obrera de México, Laura Juárez Sánchez puntualizó que tan sólo en dos años de este gobierno, el minisalario perdió el 9.17 por ciento de su valor, que se acumula al rezago que arrastra en los últimos 26 años. Según su análisis, “para que el minisalario estuviera apenas al nivel de 1994, requiere de un aumento no menor del 292.17 por ciento. Se requieren cuatro de estos salarios para adquirir una canasta básica indispensable, ya que el poder adquisitivo de esta remuneración paso de tener el 28.07 de la canasta al 25.5 entre diciembre del 2000 y diciembre del 2002. En este mismo periodo, dice, el mínimo sólo aumento 11 por ciento. Señala también que las remuneraciones promedio contractuales se precipitaron en 56.38 entre 1982 y este año.
Por su parte, la firma Consultores Internacionales (CI) apunta que los salarios en México tardarán al menos 30 años para tener el poder adquisitivo de mediados de la década de los 70ïs, eso siempre y cuando la inflación continúe a la baja, y se otorguen incrementos al mínimo de dos por ciento por arriba del Índice Nacional de Precios, de no ser así, tardaría el país más de tres décadas en recuperar el poder de compra que se tenía antes de la apertura de la economía.
Sus previsiones para el mediano plazo son que el incremento al mínimo ya quedó pulverizado con los aumentos de diciembre que sufrieron prácticamente todos los rubros de la economía y “quedará sepultado” con los ajustes que se avecinan en bienes y servicios públicos y los ajustes en impuestos.
En este sentido, la investigación de la UAM expone que si según la Encuesta Nacional de Empleo del 2000, del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el número de trabajadores que reciben hasta 3 salarios mínimos o no reciben ingreso por su trabajo, ascendió a 28 millones 374 mil personas, esto indica que más de 28 millones no tienen acceso a la canasta básica alimentaria.
Entre diciembre de 1994 y noviembre del 2002, los aumentos que registraron los productos fueron sumamente considerables, por ejemplo, el chile se incrementó 998.5 por ciento; la tortilla en 567; el retaso con hueso en 502.6; el gas en 491.2; el jabón en 477 en promedio; el Metro en 400 por ciento; el pan blanco en 377, el frijol en 333.5; en “pesero” en 305.8; la leche en 281.1 y el arroz con 256.5; lo cual indica que el salario mínimo no puede satisfacer las necesidades básicas de calorías y proteínas para la nutrición de una familia media, concluye.