INDISCIPLINA
Por Arturo Brizio Carter
El futbol mexicano de Primera División está mostrando un rostro que si bien ya se delineaba en el pasado, ahora aparece con nitidez: la indisciplina.
Alguna vez afirmé que en nuestro balompié, el jugador salta a la cancha con dos cosas en la mente: intentar lastimar al rival y engañar al árbitro. Obvio es que no se puede ni debe generalizar pero basta como botón de muestra cualquier partido para darse cuenta que existen entradas que, por su dureza o mala intención, son como para lesionar al oponente y si esto no ocurre, en la mayoría de los casos es por la habilidad de quien recibe el golpe para aminorarlo o a la intervención de la Divina Providencia.
El problema es que muchas de esas entradas llamadas "criminales" no son reprimidas por los árbitros con la energía necesaria y quedan para el comentario especializado o para el "antifutbol" de algún programa televisivo y esto hace un gran daño al nivel reglamentario de un partido y afecta al jugador, sobre todo si es habilidoso.
El otro tema, el del engaño al árbitro, es todavía más complicado, puesto que son muchos los que fingen faltas o lesiones que aquellos que golpean, elevando con ello el grado de dificultad de un partido.
En suma, opino que el futbol mexicano no alcanza el calificativo de violento, pero sí es tremendamente indisciplinado.
Usted amigo lector, puede comprobarlo en el siguiente juego que vea por televisión o asista al estadio tomando en cuenta los siguientes ejemplos:
A) Todo jugador que recibe una falta, rueda, se retuerce y llama a las asistencias, quienes lo "curan" prácticamente con agua, seguramente bendita.
B) El proceso de sanación se acelera si el rival es amonestado por el árbitro.
C) Es frecuente ver que a un jugador lo golpean en el pie, se agarre el estómago y el masajista le cure la cabeza.
D) El defensa que habilita con su colocación al delantero es el primero en levantar la mano para pedir fuera de juego.
E) En un penal, el jugador más alejado de la acción es el primero en llegar a reclamar.
F) Cada falta sancionada obliga a que 3 ó 4 jugadores inicien una conferencia con el árbitro.
G) La mayoría de los técnicos se la pasan más tiempo reclamando decisiones arbitrales que dirigiendo a sus equipos.
Estos ejemplos ayudan a entender porqué los partidos son cada vez más abrridos, pues nadie puede divertirse cuando se sancionan arriba de 40 faltas en 90 minutos. El problema se agudiza cuando nuestros jugadores van al extranjero y quieren que se les marque falta cada vez que los tocan o ellos caen y para prueba, la última Copa del Mundo.
Todo esto viene a cuento después de ver el partido entre Pumas y Morelia en el selectivo de la pre Libertadores; ¡Vaya compendio de indisciplina el exhibido por ambos equipos! Las patadas, roces, caídas, provocaciones, reclamaciones y todo género de tropelías cometidas por un grupo de villanos disfrazados de futbolistas dieron al traste con lo que prometía ser un buen espectáculo y trajeron al juez Ricardo Valenzuela como canica en bacinica.
Pumas llevó la voz cantante y en la liga suma ya cinco expulsiones; quizás la mala racha venga por ahí. ¿O usted qué opina?