Washington (EFE).- La influencia social desempeña un papel importante en los adolescentes que empiezan a fumar, según un estudio de casi 500 jóvenes, más de la mitad de ellos hispanos, que publica hoy la revista American Journal of Health Behavior.
El peso que tiene esa influencia hace necesario que, además de las leyes que regulan la compra de cigarrillos, se tomen medidas que reduzcan el acceso que los adolescentes tienen al tabaco mediante familiares y otros adultos, según los autores del estudio.
"Es importante que se siga reduciendo el acceso de los menores de edad a la compra de cigarrillos, pero también es esencial que desarrollemos estrategias que disminuyan la disponibilidad de tabaco para los menores por medio de los mayores", indica Susan Woodruf, autora del estudio y profesora en la Escuela de Salud Pública de San Diego, California.
En la última década, las leyes que restringen la venta de tabaco y cigarrillos a los menores de edad han tenido un impacto comercial, pero no ha habido una disminución de el índice de tabaquismo entre los adolescentes.
Según el estudio, la mayoría de los fumadores comenzó con el hábito antes de cumplir los 18 años de edad, y cada día más de 3.000 jóvenes se convierten en fumadores regulares.
Woodruff y sus colegas estudiaron los aspectos sociales del comienzo del tabaquismo con la ayuda de 478 estudiantes de 12 a 15 años de edad que jamás habían probado un cigarrillo, y que se sometieron a la encuesta dos veces en un año.
Un año después de la primera encuesta más del 6 por ciento de los participantes dijo que había probado el tabaco.
Para determinar en qué manera estos estudiantes eran diferentes de los que no habían fumado, Woodruff y sus colegas observaron las conductas y condiciones que varían con el tiempo.
Así, encontraron que al comienzo del período del estudio, los estudiantes con más facilidad para conseguir cigarrillos mediante sus padres u otros adultos, tenían más probabilidades de haber fumado durante el año.
"Por eso es importante la reducción del acceso social y el acceso en el hogar para controlar la experimentación de los adolescentes jóvenes con el cigarrillo", señaló Woodruff.
El hecho de que los adolescentes que habían fumado tuvieran más facilidades para conseguir los cigarrillos de sus padres no significa, necesariamente, que sus padres se los daban.
El estudio determinó que más del 99 por ciento de estos jóvenes sabía que sus padres se enojarían si sabían que habían fumado, lo cual sugiere que estos adolescentes hurtaban los cigarrillos.
El informe determinó también que las ofertas de cigarrillos por parte de amigos y compañeros de clase son el detonador más fuerte del tabaquismo entre los adolescentes.
EFE