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NACIONES UNIDAS, N.Y.- Repentinamente, el “eje del mal” del presidente estadounidense George W. Bush, parece estar enviando señales de que ha comenzado a ser flexible.
En sólo 24 horas, dos de los tres países que conforman la lista negra de Bush —Iraq y Corea del Sur— han dado pasos para estar más cerca de las normas internacionales.
Iraq anunció que aceptaba el regreso en forma incondicional de los inspectores de armas de la ONU, tras cuatro años de estar resistiéndose a hacerlo, mientras que Corea del Norte ofreció disculpas por los secuestros de ciudadanos japoneses y prometió extender una moratoria a las pruebas de misiles y cumplir sus compromisos en relación con su programa nuclear.
Estados Unidos tomó una postura más agresiva contra esos dos países que forman, junto con Irán, lo que Bush llamó el “eje del mal” por ser naciones que supuestamente están fabricando armas de destrucción masiva y apoyan al terrorismo internacional.
Se puede debatir si estos gestos dejan ver un cambio fundamental en las actitudes de Iraq y Corea del Norte, o si en realidad tienen que ver más con la línea dura que adoptó Bush hacia esas dos naciones.
“Es obvio que Iraq y Corea del Norte estaban sintiendo el aislamiento internacional”, dijo Kurt Campbell, del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos.
Ivo Daalder, del Instituto Brookings, comentó: “no hay duda de que el gobierno de Bush está demostrando que tener un objetivo claro y no aceptar un ‘no’ por respuesta, ayuda mucho a llegar lejos y a cumplir las metas”.
Agregó que “cuando se tiene el poder y se está dispuesto a usarlo, puede resultar muy efectivo”. Daalder fue asesor del Consejo Nacional de Seguridad durante los ochos años de la presidencia de Bill Clinton.
Sin embargo, criticó la política exterior de Bush por “ignorar lo que otros opinaban y decidir a última hora que eran importantes las opciones multilaterales cuando ya los aliados y amigos se habían sentido poco cómodos”.
Tácticas impugnadas
Según Daalder, Bush hubiera conseguido los mismos resultados con respecto a Iraq si, en vez de hablar de un ataque militar en forma unilateral, se hubiera preocupado meses antes por obtener el consenso internacional y presionar a Bagdad para que aceptara de nuevo a los inspectores de armas de la ONU.
Agregó que una actitud en procura de consenso debería evitar cualquier amenaza de intervención militar de Estados Unidos.
Sin embargo Bush dice que su gobierno está preparado para acometer las acciones necesarias para lograr su cometido de derrocar al presidente de Iraq, Saddam Hussein. El Pentágono sigue con sus preparativos de guerra mientras que el Congreso se alista a realizar una votación para autorizar el uso de la fuerza militar.
, al tiempo que oficiales de alto rango del ejército de Estados Unidos han insistido en que el Consejo de Seguridad de la ONU autorice una misión mucho más agresiva de los inspectores antes de que éstos viajen a Bagdad.
El gobierno de Bush “no tiene confianza en las promesas de Iraq de abrir su país a los inspectores”, dijo Campbell, un ex funcionario de alto rango del departamento de Defensa.
Agregó que Bush, convencido de que Iraq nunca revelará su verdadero programa de armamento, buscará que la misión de los inspectores de armas de la ONU sea tan agresiva, que obligue a Iraq a negarles la entrada.
“Estados Unidos cuenta con la actitud recalcitrante de Iraq para emprender una acción armada contra Bagdad”, dijo.