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Lisboa, PORTUGAL.- La política de Estados Unidos de querer invadir Irak e instalar un gobierno a su gusto es rechazada por los iraquíes, incluso por quienes están por un cambio de régimen, dijo un experto de la Organización Árabe para los Derechos Humanos.
Los escenarios que prevén la instalación en Bagdad, después de una intervención militar para derrocar Saddam Hussein, de un gobernador militar estadounidense, con mandato y periodo indefinido o un gobierno de disidentes en exilio, son inaceptables, dijo Tariq al-Khudayri.
Ex presidente del Programa de Cooperación Técnica con los Países Árabes de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarollo Industrial, Tariq al Khundayr explicó cómo visualizan los iraquíes el conflicto con Estados Unidos.
“La oposición de la población iraquí a la intervención militar estadounidense no se debe al derrumbe del presente régimen y la destitución de Saddam, que es generalmente odiado, sino a la indefinición de un periodo de transición para la formación de un gobierno democrático libremente electo”, agregó.
El protectorado que algunos altos funcionarios estadounidenses quieren establecer sobre el Irak “es una reminiscencia del régimen de ocupación británica de Irak después de la Primera Guerra Mundial, de 1917 a 1921, y de 1921 a 1932”, dijo.
Luego que 1.5 millones de iraquíes que han perdido la vida por causa del embargo, en su mayoría niños, según la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la población de Irak teme a la destrucción y bajas que provocaría una nueva guerra, señaló.
Pero además “los iraquíes son sensibles a la propaganda del régimen, que afirma que la intención de Estados Unidos es apoderarse del petróleo y dirigir el proceso de reconstrucción del Irak, según los intereses de las empresas estadounidenses” Respecto al reciente plebiscito que favoreció la permanencia de Hussein por siete años más en la Presidencia, Al-Khudayri estimó que “gran parte de los ciudadanos iraquíes votaron por miedo a las consecuencias nefastas que podrían vivir si no lo hicieran” .
“En una dictadura totalitaria como la que tiene Irak, la contestación al dirigente máximo es considerada una traición y un atentado contra la seguridad del Estado, y merecedora de la pena de muerte”, explicó.
Recordó que el actual régimen fue instaurado en 1968 por un golpe de Estado y que “el pueblo iraquí nunca tuvo la posibilidad de elegir su gobierno o sus legisladores mediante el voto popular. Ni siquiera puede elegir sus dirigentes sindicales o partidarios” .
Pero admitió que una parte de los iraquíes que votaron a favor de Hussein en el referendo lo hicieron “como un voto de protesta contra la política unilateral de Estados Unidos” hacia su país, que sienten como “una humillación y una amenaza contra su soberanía”.