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Jaque mate/Ejemplo español

Sergio Sarmiento

“Una de la dos Españas ha de helarte el corazón.”

Antonio Machado

La visita del rey Juan Carlos debería hacernos reflexionar a los mexicanos. España es el ejemplo más notable en el mundo de una transición exitosa tanto en lo político como en lo económico. Apenas en 1975 España vivía en una dictadura. Hoy su democracia nadie la cuestiona. Pero además en los años cincuenta España era un país atrasado, con un nivel de vida inferior incluso al mexicano. Hoy es un país desarrollado con un ingreso per cápita tres veces superior al mexicano.

Los mexicanos no podemos cerrar los ojos a los buenos resultados de la transformación hispana. No todas las circunstancias del cambio español pueden aplicarse a nuestro país, es cierto, pero mal haríamos en no estudiar siquiera los factores que ayudaron a hacer de España un país moderno y próspero.

El primer factor fue la presencia de un gobierno sólido con inequívoca vocación democrática. Quizá a muchos republicanos nos les gustó la idea de que el régimen posterior a la dictadura fuera monárquico. Pero no hay duda de que el rey Juan Carlos se ganó el cargo con su impulso a la democracia y, sobre todo, con su valiente negativa a aceptar un retorno al autoritarismo en el intento de golpe del 23 de febrero de 1981.

Los políticos españoles tuvieron una visión clara del futuro de España como nación de libertades no sólo políticas sino también económicas. No deja de asombrar que el estadista que condujo a España a la democracia fue un ex falangista, Adolfo Suárez, mientras que el que abrió la economía española, llevó a España a la Comunidad Económica Europea, eliminó los controles de cambios, privatizó empresas y promovió la inversión fue un socialista, Felipe González.

Pero también es significativo el hecho de que los políticos españoles de ese tiempo decidieron no obsesionarse con el pasado. Queda claro que durante la guerra civil de 1936 al 39 y durante buena parte del régimen franquista se cometieron serios crímenes de Estado violatorios a los derechos humanos. Pero los nuevos políticos de la democracia decidieron que el país sólo se dividiría si se buscaba castigarlos. Era mejor dar un borrón legal al pasado y mirar hacia el futuro, sin que ello impidiera a los historiadores indagar en el pasado y cobrar las cuentas pendientes en el campo del recuerdo colectivo.

Uno de los puntos fundamentales de la transición española fue la decisión de los políticos de colaborar entre sí a pesar de sus obvias diferencias. Socialistas y populares, a pesar de los enfrentamientos políticos que siempre tenían, trabajaron juntos y de buena fe en la construcción de procedimientos parlamentarios que funcionaran adecuadamente. Los nacionalistas catalanes, y en buena medida también los vascos, realizaron importantes aportaciones a la construcción de una España moderna.

Lo anterior no quiere decir que el proceso de transición española no haya estado exento de conflictos. Los sindicatos españoles tuvieron fuertes enfrentamientos con el gobierno y especialmente con el régimen socialista que duró de 1982 a 1996, en parte por la decisión del presidente de gobierno, Felipe González, de mantener políticas económicas liberales. Lo importante, sin embargo, es que las protestas y las presiones de búsqueda de privilegios especiales no prevalecieron sobre el interés de las mayorías.

Si volvemos la vista a nuestro México nos daremos cuenta de que, a pesar de haber inaugurado en el 2000 la alternancia de partidos en el poder, los mexicanos no hemos dado todavía los demás pasos que llevaron a España a su transformación. Nuestros políticos no coinciden en un proyecto de nación sino que viven en un constante y paralizante conflicto. Las fuerzas que buscan echar para atrás el reloj y regresar a las prácticas del autoritarismo y el corporativismo se mantienen fuertes y cosechan relevantes victorias. El proceso de apertura política no ha sido seguido por un proceso suficiente de apertura económica. Las reformas económicas de los noventa, importantes como fueron, no han sido continuadas por una segunda generación de reformas.

México, me queda claro, no es España. Pero los mexicanos hacemos mal en no examinar con detenimiento la transformación española para sacar de ella los numerosos ejemplos positivos que le han permitido a ese país pasar en una sola generación de la dictadura a la democracia y de la pobreza a la prosperidad.

Moratoria

Argentina, que ya había suspendido pagos a sus acreedores privados, incluidos los ahorradores atrapados por el Corralito, ahora ha entrado formalmente en una moratoria con el Banco Mundial al negarse a realizar un pago vencido. Veremos pronto si, efectivamente, este es el camino adecuado para rescatar al país de su crisis.

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