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JAQUE MATE/Independencia

Sergio Sarmiento

“Lo que más vale en el hombre es su capacidad de insatisfacción.”

José Ortega y Gasset

El presidente ruso Vladimir Putin ha presentado como una gran victoria el rescate de 750 rehenes retenidos por terroristas chechenos en el Teatro Dubrovka de Moscú. Sin embargo, algunos de sus críticos han cuestionado que se pueda considerar como un triunfo una acción militar que, si bien aniquiló a un comando terrorista de 50 integrantes, dejó un saldo de 117 rehenes muertos, al parecer por el uso de un gas venenoso por parte del equipo de rescate.

Putin no podía dejar de hacer cuando menos el intento de rescatar a los rehenes. Un gobierno que acepta el chantaje de un grupo terrorista —con machetes o metralletas— abre las puertas a la realización de más acciones de este tipo. Con su mortífero ataque al comando checheno Putin por lo menos eliminó un incentivo importante para la realización de nuevos actos terroristas en el futuro.

Pero eso no significa que el problema de Chechenia haya desaparecido del mapa. Si acaso, el éxito del ataque ruso al comando terrorista fortalecerá el sueño de independencia de los chechenos, el cual fructificará, de una manera u otra, tarde o temprano.

Es muy probable que a Chechenia no le convenga ser independiente. El desastre económico en que viven la mayoría de las ex repúblicas soviéticas que se declararon independientes después del desmoronamiento de la Unión Soviética debería ser lección suficiente. Pero el sueño de independencia no puede ser aplastado ni por la represión ni por la racionalidad económica.

Cuando México logró su independencia de España en 1821 nuestro país cayó en un verdadero desastre económico. Las guerras entre facciones, el crecimiento del bandidaje ante el debilitamiento de la autoridad y la falta de inversión llevaron a un marcado deterioro en el nivel de vida de los mexicanos. El crecimiento económico sólo empezó a regresar lentamente a nuestro país durante el régimen de Porfirio Díaz, a fines del siglo XIX. Pero a pesar del desastre económico, México nunca repudió su independencia.

Veamos el caso actual del País Vasco. La exigencia de muchos vascos de independizarse de España no tiene mucha racionalidad económica, especialmente a la luz del generoso estatuto de autonomía que Madrid les ha concedido. Sin embargo, y a pesar de que no pueden justificarse los cobardes atentados terroristas de ETA, el persistente rechazo del gobierno español a permitir la realización de un referéndum en que los vascos —y los residentes del País Vasco de otro origen étnico— puedan decidir si quieren o no la independencia de España, ha plantado las semillas de un conflicto que puede durar mucho tiempo y que probablemente se salde con la independencia vasca.

Lo mismo ocurre con el Tíbet, brutalmente conquistado por China en 1951, con los kurdos sojuzgados por Turquía e Iraq, o con otros pueblos que, en circunstancias muy diversas, buscan su independencia de los países en que se encuentran insertos. Los pueblos que buscan la independencia no lo hacen necesariamente porque ésta los vaya a favorecer en lo económico, sino como un esfuerzo emocional por adquirir una dignidad.

Una reciente encuesta de opinión en Jamaica señalaba que la mayoría de los habitantes de ese país caribeño considera que la independencia del Reino Unido, ocurrida en 1959, les ha traído un deterioro económico. Esto es muy claro para quien ve la actual situación del país. Pero este reconocimiento no ha hecho que los jamaiquinos exijan convertirse nuevamente en colonia británica.

El presidente ruso Putin ha reclamado para su país el mismo derecho de combatir a los terroristas chechenos que Estados Unidos ha ejercido en contra de los terroristas afganos o iraquíes. Pero hay una diferencia.

El gobierno de Washington no está limitando el derecho a la independencia de los afganos o los iraquíes.

En cambio Moscú sí está convencido de que, por las buenas o por las malas, logrará finalmente vencer el espíritu independentista de los chechenos y los convertirá en buenos ciudadanos rusos.

Mi pronóstico es que el gobierno ruso no podrá doblegar a los chechenos, a menos de que recurra a un genocidio descarado que lo convertiría en un paria internacional. La búsqueda de la independencia no es una causa racional que pueda abandonarse cuando un pueblo se convence de que le conviene más ceder su soberanía a un gobierno extranjero. Es una causa emocional que, paradójicamente, se fortalece con la derrota.

Opciones de Lula

Lula está en una peligrosa encrucijada. Si gobierna con la moderación que prometió en su última campaña, la izquierda lo repudiará. Pero si lo hace con las políticas radicales que ofreció en campañas anteriores, Brasil podría sufrir un nuevo desastre económico.

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