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Jaque mate/Más del error

Sergio Sarmiento

“Que la sana razón

puede equivocarse,

que somos humanos,

eso es nuestro riesgo”.

Friedrich Dürrenmatt

No hay duda de que el verdadero “error de diciembre” —ése que ha sido parte de una controversia intermitente— fue la manera en que se llevó a cabo la devaluación del peso el 19 de diciembre de 1994. Si simplemente el Banco de México se hubiese retirado del mercado cambiario, sin comprometer ya sus reservas a una causa perdida, el daño económico habría sido mucho menor. Lo que promovió el desastre fue el intento de llevar a cabo una devaluación controlada, lo cual provocó una pérdida enorme de divisas.

La posición del entonces gobernador del Banco de México, Miguel Mancera, fue desde un principio que, si había que devaluar, era necesario retirar completamente del mercado al Banco de México. Esta posición la mantuvo cuando, el 19 de diciembre, se llegó a la conclusión de que la devaluación era necesaria. Y de hecho la apoyó el nuevo secretario de Hacienda, Jaime Serra Puche.

El problema fue que los empresarios reunidos en la reunión del Pacto de Solidaridad Económica esa noche en Los Pinos plantearon que una devaluación sin piso podría tener consecuencias devastadoras para las empresas, por lo que era mejor realizar una devaluación controlada del 15 por ciento, la cual compensaría la supuesta sobrevaluación del peso. De manera sorprendente el gobierno aceptó esa propuesta, lo cual ratifica mi convicción de que gobernar por consenso es una tontería.

Las acusaciones de que la información de la reunión del Pacto fue utilizada indebidamente por algunos empresarios para hacer compras de dólares y protegerse de una inevitable y mayor devaluación procede del hecho que se registraron enormes compras de dólares los días 20 y 21 de diciembre. Éstas fueron de alrededor de 6,000 millones de dólares y finalmente obligaron al Banco de México a salirse del mercado cambiario y dejar que el peso se desplomara. Me dicen que las compras no fueron de unos cuantos consumidores que se estuviesen preparando para las vacaciones navideñas. Una sola institución adquirió al parecer 2,000 millones de dólares. Esta transacción, y otras también muy importantes, revelarían —me argumentan— un conocimiento claro de que el Banco de México no estaba en posición de sostener al peso. Y esa información sólo pudo haber surgido de la reunión del Pacto.

Quizá haya habido quien aprovechó la información que se manejó en esa reunión del Pacto para comprar dólares de manera masiva. Pero la verdad es que la presión del tipo de cambio y la precaria posición de las reservas no eran un secreto. Por otra parte, las compras de pánico —grandes o pequeñas— después de una devaluación son un fenómeno normal no sólo en México sino en muchos otros países.

Mucho se ha hablado también sobre la presión que generaron los Tesobonos en los mercados cambiarios. El propio Ernesto Zedillo afirmó en una ocasión que él no había estado consciente del riesgo enorme que éstos implicaban. La verdad es que los Tesobonos —certificados de tesorería con valor nominal en pesos pero atados al tipo de cambio— fueron un instrumento razonable para evitar fugas de capitales después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, cuando había gran nerviosismo en el mercado. El problema es que se convirtieron en una gran apuesta de que no habría una devaluación, a pesar de la tendencia del mercado y de que el presidente electo, Zedillo, había manifestado su convicción de que era importante devaluar el peso para generar un mayor ahorro interno y reducir la dependencia del capital externo.

Entre las acusaciones y contraacusaciones que ha generado el análisis del famoso error de diciembre hay otro factor que no se ha analizado de manera adecuada. A todo lo largo de 1994 hubo un alza muy importante en las tasas de interés en los Estados Unidos. No sólo México, con sus problemas políticos, sino la mayoría de las economías en desarrollo registraron fugas de capitales ese año, conforme el dinero buscaba el alto rendimiento y la seguridad que ofrecía el dólar. Pero éste era un factor que estaba fuera del control tanto del gobierno de Salinas como del de Zedillo.

Sigo pensando que sí hubo un error de diciembre, el cual fue específicamente la manera en que se devaluó el peso. Había también, sin embargo, una responsabilidad anterior, producto del intento de impedir una devaluación cuando ya el mercado se había inclinado decididamente por ella.

Libre flotación

Mucho me dicen que el mercado no lo puede hacer todo. Pero desde que el peso ha estado en libre flotación, los mexicanos hemos gozado de mayor estabilidad cambiaria que en cualquier momento desde 1976. Aun el peor de los mercados suele ser más sensato que el mejor de los burócratas.

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