“Vehementísimo indicio de tu culpa es tu silencio.”
Manuel Bretón de los Herreros
Hoy se intentará, por segunda ocasión, la instalación de la “sección instructora” que en la Cámara de Diputados debe considerar el desafuero del líder petrolero Carlos Romero Deschamps. El primer intento fracasó el pasado jueves, 19 de septiembre, cuando los diputados del PRI, el Partido Verde y el Partido del Trabajo se retiraron de la sesión, y tres diputados panistas y uno perredista procedentes de la Habana no pudieron llegar a la ciudad de México por las fuertes lluvias. No hubo, por lo tanto, quórum para instalar esa sección instructora.
Hoy vendrá el segundo intento. Y es casi seguro que el quórum sí existirá, porque de eso se están encargando los dirigentes del PAN y el PRD, aun cuando nuevamente se retiren del pleno los diputados del PRI, el PVEM y el PT.
Los priístas afirman que el PAN y el PRD están violando las normas parlamentarias al establecer una sección instructora con dos miembros del PAN, uno del PRD y sólo uno del PRI. La sección instructora, argumentan, debe reflejar la “proporcionalidad” de los distintos partidos en la Cámara: y el PRI tiene el 42 por ciento. El PRD y el PAN, sin embargo, han mayoriteado el voto en la Junta de Coordinación Política para dejarle al PRI sólo uno de cuatro lugares en la sección instructora.
El problema es que los panistas y perredistas no le tienen confianza a los priístas. Si dejan en paridad los lugares del PAN y el PRI, los panistas y están convencidos de que los priístas automáticamente votarían en contra del desafuero de su correligionario Romero Deschamps y con eso asegurarían su impunidad.
Los priístas sostienen que no es su intención defender la corrupción o al líder petrolero. Pero el mensaje que está quedando entre la población es precisamente ése. La gente común y corriente no entiende las complejas normas parlamentarias. Lo único que ve es que los priístas están dispuestos a todo en su afán por evitar que se castigue la corrupción.
Mientras esta batalla tiene lugar, la verdadera guerra es la que se libra en la negociación por la huelga de Pemex. No hay ninguna duda de que el sindicato de Pemex está siendo utilizado como arma para defender a sus líderes. Los petroleros son los trabajadores mejor pagados y con mejores prestaciones de México. La propuesta de aumento, 5.5 por ciento en salario más dos puntos adicionales en prestaciones, es bastante generosa en las actuales circunstancias del país. Pero además nunca antes ha habido una huelga en Pemex, ni siquiera cuando Joaquín Hernández Galicia, La Quina, fue detenido en enero de 1989.
Una huelga en Pemex resultaría desastrosa para el país. Sus consecuencias serían tan dañinas como las grandes devaluaciones de otros sexenios. Y no hay nada que pueda hacer el gobierno si, efectivamente, la mayoría de los trabajadores decide unirse a la huelga. No es posible reemplazar a 100,000 trabajadores especializados de un día para otro.
Romero Deschamps y los otros líderes del sindicato afirman que son inocentes. Pero ciertamente no están tomando las medidas adecuadas para demostrarlo. Al negarse a comparecer ante la justicia, y guarecerse en su fuero como diputados, están mandando el mensaje de que reconocen su responsabilidad. De hecho, en una cuenta en Nueva York tienen 40 millones de dólares presuntamente provenientes de los desvíos de Pemex.
¿Debería el presidente haber negociado la acusación en contra de los dirigentes petroleros? Esto es lo que plantean muchos políticos acostumbrados a que así se resolvían los conflictos en el pasado. Hubiera sido muy sencillo, dicen, eliminar la amenaza de huelga a cambio de una promesa de impunidad a los líderes hoy acusados de peculado.
Pero a estas alturas del juego eso ya es imposible. Si con las pruebas disponibles el presidente y el procurador general no actuaran en contra de Romero Deschamps, quedarían ellos mismos sujetos a acciones penales por complicidad y encubrimiento.
El siguiente capítulo del drama se llevará a cabo mañana con la instalación de la sección instructora y el proceso de desafuero de Romero Deschamps. Lo verdaderamente importante, sin embargo, no será eso sino la decisión de llevar o no a huelga a Petróleos Mexicanos. Si la huelga tiene finalmente lugar, las consecuencias económicas serán realmente terribles.
Segundo piso
Al final casi nadie salió a votar, lo que selló el fracaso de la supuesta democracia participaba. No se cumplió el mínimo necesario para darle validez al plebiscito, pero de todas maneras el jefe de gobierno capitalino Andrés Manuel López Obrador hará lo que se le antoje. Y los contribuyentes tendremos que pagar los 48 millones de pesos que costó el ejercicio.