En estos días se lleva a cabo en Johannesburgo, Sudáfrica, la Reunión Cumbre Mundial, organizada por las Naciones Unidas, con la asistencia de jefes de gobierno de la mayor parte de los países del orbe, quienes debaten sobre Desarrollo Sostenible.
Fuera de ese marco, pero aprovechando la cobertura de los medios informativos a la junta de la ONU, se han citado allí mismo cerca de 40 mil ecologistas que proponen salvar a la humanidad de las acechanzas capitalistas contra el medio ambiente y el derecho de los pobres al bienestar económico. Multitudinario diálogo de sordos.
Coincidentemente leo en estos días un libro que analiza la prevalencia de la Empresa frente al Estado, un fenómeno apreciable en la mayor parte de los países de la Tierra. Su título es: “El poder en la sombra: La globalización y la muerte de la democracia” (1) Lo escribió Noreena Hertz, economista inglesa graduada en 1987 en el University College de Londres, quien además de su juventud -33 años- posee un currículum académico ad-hoc, pues se doctoró en Economía. Su estilo literario es apasionado y llano, alejado del que suelen usar casi todos los economistas; así que comprar la obra y sentarme a leerla fueron actos inmediatos y consecutivos.
El primer capítulo “La revolución no se televisará”, fue suficiente para capturar mi atención, y no resisto la tentación de invitar a mis pocos lectores a que disfruten algunos de sus párrafos: Hertz inicia refiriéndose a las reacciones plurales de protesta expresadas en Praga el mes de septiembre del año 2000 contra la mundialización de la economía y el capitalismo global, así como el solidario descontento de los que no fueron a Praga (posteriormente habría manifestaciones similares en Seattle, Ginebra, Río de Janeiro, Can Cun y Monterrey...) que hoy es compartido, aunque sólo sea con preocupación, por “la gente normal que vive una vida normal”. Y sigue: “Hay una preocupación mundial por las lealtades de los gobiernos y los objetivos de las grandes empresas. Preocupa que la oscilación del péndulo del capitalismo haya llegado demasiado lejos, que nuestra historia de amor con el mercado libre haya contribuido a ocultar ciertas verdades crueles, que sean muchos los derrotados, que ya no podamos confiar nuestros intereses al cuidado del Estado y que estemos pagando un precio demasiado alto por nuestro crecimiento económico.
Y preocupa (además) que el ruido del mundo de los negocios sofoque las voces que defienden otro tipo de intereses”. “La historia que puso fin al cuento de hadas empezó en Westminster el 3 de mayo de 1979, día en que Margaret Tatcher llegó al poder, para luego reproducirse en Estados Unidos, Iberoamérica (México incluido) Asia Oriental, la India, la mayor parte de los países africanos y el resto de Europa. Fue la historia de unas calles empedradas de oro y de la realización del sueño americano, pero ya nadie cree en ella. Los ídolos que se perpetuaron durante la Guerra Fría, por miedo a debilitar “nuestra” posición, comienzan a desdorarse. La riqueza no fluye continuamente. El desarrollo tiene sus limitaciones. El Estado ya no puede protegernos. Una sociedad guiada únicamente por la mano invisible del mercado, no sólo es imperfecta, sino también injusta”. “El mundo que surge de la Guerra Fría es la antítesis del Mundo Único, envasado al vacío, de los hipermundialistas.
En efecto, es un mundo confuso, contradictorio y mercurial. Un mundo en el que empieza a desgranarse toda una letanía de dudas, no delante de las urnas, sino en las iglesias, las calles y los centros comerciales. Un mundo en el que ya no se pueden definir las lealtades y en el que, al parecer, han cambiado las alianzas. Mientras que la British Petroleum realiza para sus altos ejecutivos un programa sobre el futuro del capitalismo, en el que se debaten las ventajas y desventajas de la mundialización, un gobierno laborista (el de Inglaterra) se empeña en privatizar el control del tráfico aéreo. El mundo de la “Odisea del Espacio 2001”, se aproxima peligrosamente a las visiones apocalípticas de “Rollerball”, “Un mundo implacable” y “Soylent Green”. Se trata de un mundo en el cual, como veremos, las empresas prevalecen sobre los Estados, los empresarios acumulan más poder que los políticos y los intereses comerciales se adueñan de todo. Como demostraré, la protesta del público consumidor se está convirtiendo a toda velocidad en el único modo de practicar una política eficaz que controle los excesos de la actividad empresarial”.
Lo transcrito es sólo una parte del primer capítulo de “El poder en la sombra” de Noreena Hertz. Esto basta para enchinar el cuerpo, pero se impone como acto necesario, y casi obligatorio, leer el libro de cabo a rabo, analizar su concienzudo apoyo estadístico y reflexionar y asumir sus conclusiones. Si a usted le preocupa el destino de su país, le recomiendo ampliamente este documento. Léalo.
(1) Hertz, Noreena. “El Poder en la Sombra”. Traducción de Pepa Linares. Año 2002. Reimpresión de Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V.- 263 paginas, incluidas Notas.