En el país, la producción rural es anárquica y crónica. Siempre ha sido en general, “a la buena de Dios” sin analizar que concretamente, México depende de los recursos naturales, eventos meteorológico y de la mala planeación. Jamás ha habido un sistema ordenado acorde a la ciencia de la ecología, sino al contrario, de acuerdo a políticas demagógicas con el señuelo del paraíso terrenal propuesto por las doctrinas de la dictadura del Estado, de la hegemonía proletaria de la extrema izquierda, que ha tenido la oportunidad de demostrar sus bondades y por los resultados, se ha convertido en obsoleta y se niega a morir. Pero, entremos en materia:
Testigo viviente del reparto agrario en el año de 1936 y presenciando la evolución de la producción en el campo hasta la fecha, me ha dado la oportunidad de analizar la situación y problemática rural. Los antecedentes al respecto son importantes, sabiendo que del territorio nacional, el 70 % son tierras temporaleras, el 20% son de riego mixto y sólo un 10% son de regadío. Así las cosas, es obvio que deba existir alta preocupación en la autosuficiencia alimentaria nacional, lo que perpetúa el círculo vicioso de importar granos del extranjero, transgénicos o híbridos, que representan fuerte fuga de divisas y se desconocen los impactos a la salud.
Por otro lado, expuesto el sector rural a eventos de estiaje y largos períodos de sequía y plagas, en el horizonte temporalero, también se sufre el amago de la incontrolada mercadotecnia con el coyotaje y los monopolios, por falta de precios de garantía. Programas van y vienen, proyectos de solución sexenal, sin ningún resultado, ante esa visión en donde el campo es cada día más paupérrimo absorbiendo grandes cantidades del presupuesto del gobierno que realmente se aplica en el sostenimiento del sector campesino y sus familias, con una real producción negativa.
Al comprender el caos productivo rural en forma general, fuimos invitados por la Comisión Nacional del Agua (C.N.A.) para presentar una ponencia en la ciudad de México en el foro de consulta popular, sobre el tema: Agua y el Desarrollo sustentable, para conformar el Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000. Allí se presentó por primera vez el tema: “La cibernética y la producción agrícola del país” y por lo que vimos, nadie entendió que la palabra cibernética viene del griego cibernethiké, que significa el arte de gobernar, es el ordenamiento de acuerdo a los recursos y en ese sentido y aplicado al tema, dividir las tierras de cultivo según la vocación y los recursos naturales, además de la presentación estadística de los eventos meteorológicos en los estados productores, en los de baja producción y de aquéllos con recursos precarios. Esto evita, por un lado, la duplicación de los productos, la pérdida de esfuerzos humanos y economías no redituables. Hemos de pensar que esta alternativa en manos de profesionales, como los ingenieros agrónomos con diversas especialidades, con razonamiento lógico y analítico, elaboren un plan nacional de producción con la cibernética, aplicable a todo el territorio nacional y así aprovechar las mejores tierras de cultivo y no exista el traslape de cultivos. De esa manera seguramente el panorama del campo cambiará y si a ello se agrega una mercadotecnia dirigida y regulada, los intercambios de importación y exportación serán otros, de acuerdo a los tratados internacionales.
Debemos considerar por otro lado, que México no ha llegado a su preparación de competencia y control de calidad de sus productos con otras naciones que tienen fuertes economías dentro de un plan de globalización y que en el interior del país, sin precios de garantía a los productos del campo, conducen indiscutiblemente al monopolio y el neoliberalismo que nadie entiende.
Finalmente en el panorama del campo mexicano, que no puede esperar más adormilado con el canto de las sirenas redentoras y demagógicas. Se puede ver con la cibernética aplicada en la producción nacional, una de las alternativas de solución a la pobreza de la base de la pirámide social, constituida por campesinos y pequeños productores rurales, entre otros. Mientras tanto, esperaremos y estaremos pendientes de la efectividad de las conclusiones de la Reunión Cumbre de la Tierra II celebrada en Johannesburgo Sudáfrica y del Congreso Cenecista, en Matamoros Tamaulipas, México.