Starke (EEUU)
Después de prometer que volverá al mundo de los vivos, la asesina en serie Aileen Wuornos fue ejecutada ayer en Florida, donde otros 367 condenados, incluidas dos mujeres, esperan en el corredor de la muerte.
"Volveré. Volveré", fueron las últimas palabras de la ex prostituta de 46 años, bautizada por la prensa estadounidense con el apodo de "La doncella de la muerte", antes de recibir la inyección letal que acabó con su vida.
Antes de lanzar su última predicción, Wournos dijo de forma inconexa: "sólo quiero decir que estoy zarpando con 'La piedra' (Jesucristo) y que volveré como (la película) 'El día de la independencia' el 6 de junio (?), con Jesús, con la nave (espacial) principal y todo".
Terri Griffith, hija de Charles Humphreys, una de las seis víctimas por las que fue condenada la asesina -que confesó siete muertes-, declaró escuetamente a los periodistas tras la ejecución que consideraba que se había hecho justicia y que lo único que sentía era que Wuornos "no hubiera sufrido más".
Otros testigos del ajusticiamiento declararon que la mujer tenía la mirada perdida y que estaba fuera de la realidad cuando se encontraba atada a una camilla y cubierta con una sábana que sólo dejaba ver su cara y sus pies.
Aileen Wuornos fue ajusticiada esta mañana al recibir por vía intravenosa en su brazo derecho un cóctel letal de pentotal de sodio, bromuro y cloruro potásico en la prisión estatal de Starke, al norte de Florida.
Portavoces de un grupo de 30 de activistas contra la pena de muerte, concentrados en los alrededores de Starke, manifestaron que Wournos no debía haber sido ejecutada porque estaba loca.
El productor cinematográfico Nick Broomfield, quien realizó un documental sobre Wuornos en 1993 y que la entrevistó el martes, se encontraba entre ellos y corroboró esos argumentos.
"Mi conclusión, después de haber estado con ella ayer, es que se ha ejecutado a una persona que estaba completamente demente", dijo.
Sin embargo, la "Doncella de la muerte" fue ajusticiada después de que un equipo de tres psiquiatras determinara que estaba psicológicamente sana y capacitada para entender las razones de su condena.
El gobernador del estado, Jeb Bush, hermano menor del presidente estadounidense, George W. Bush, había ordenado la evaluación psiquiátrica antes de confirmar la orden de ejecución, que firmó el 5 de septiembre pasado.
John Tanner, fiscal de Florida y quien presenció la entrevista de 30 minutos con los psiquiatras, dijo que Wuornos le pareció una persona lúcida, que "sabía exactamente qué estaba haciendo" y que era una persona "muy inteligente, rápida y decidida".
Durante su proceso, la "Doncella de la muerte" manifestó su deseo de morir, ya que, dijo, consideraba el encarcelamiento de por vida una pena peor que la muerte.
Argumentó que era una persona que "odia la vida humana" y que mantenerla viva era "malgastar el dinero de los contribuyentes".
Wuornos confesó la muerte de siete hombres y fue condenada por la muerte de seis, puesto que nunca se encontró el cadáver de uno de ellos.
Añadió que si no la mataban, podía aumentar la lista de sus víctimas a las que había asesinado mientras trabaja como prostituta en las autopistas de Florida.
Wournos, abandonada al nacer, violada a los trece años, madre a los catorce y que ejerció la prostitución desde su adolescencia, estaba en la cárcel desde 1991, cuando fue arrestada por la policía poco después de cometer sus crímenes.
La mujer logró que un juez le concediera el derecho de impedir que sus abogados u otras personas presentaran apelaciones sin su autorización expresa.
Wuornos es la segunda mujer que es ajusticiada en Florida desde que el estado reanudó la utilización de la pena capital en 1976 y la tercera desde el siglo XIX.
De acuerdo a los datos históricos, una esclava negra llamada Celia fue ahorcada en septiembre de 1848 por matar a su amo y en 1998 Judy Buenoano fue ejecutada en la silla eléctrica por envenenar a su marido.
En EEUU han sido ejecutadas diez mujeres desde 1926, y en total 53 reos han sido ajusticiados desde 1976, cuando se restableció la pena de muerte, y ocho de ellos han elegido morir por medio de una inyección letal.
Desde 1924, se ha aplicado la pena capital a 247 condenados a muerte en el estado y actualmente otros 367, incluidas dos mujeres, esperan su ajusticiamiento en el llamado "corredor de la muerte". EFE