LA JORNADA
MÉXICO, D.F.- En referencia a las recientes declaraciones del contralor Francisco Barrio, que reveló que algunos jerarcas religiosos interceden por “ciertos pillines”, el secretario general del Episcopado Mexicano, Abelardo Alvarado, afirmó que abogar por un indiciado y porque se haga justicia, no puede ser calificado como un acto de corrupción y deshonestidad.
“Abogar por un inculpado no es corrupción, es una actitud de buena fe, legítima, de nobleza, y que por contrario es un deber nuestro, como Iglesia, ver porque la justicia sea conforme a la ley y no a otras intenciones, unas segundas intenciones, que pueden ser políticas”, dijo el jerarca católica.
“Con todo respeto” pidió al secretario Barrio “medir bien los términos” con los que se incrimina a una institución como lo es la Iglesia católica, aunque sostuvo que no valdría la pena una confrontación entre él y los obispos católicos. “Este no es el caso y no creo que ninguno de los obispos se ponga el saco o tenga intenciones de confrontarse”.
Por otra parte, y casi de manera simultánea, en una entrevista radiofónica, el obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, reveló que fue él personalmente quien se entrevistó con el secretario de la Controlaría y Desarrollo Administrativo (Secodam), Francisco Barrio, en su despacho, para interceder por un “compadre” suyo a quien se le estaba acusando de fraude.
“El (Barrio) atacó a una persona que yo conocía como inocente y le dije que si tenía pruebas contra él que las mostrara, y si no que ya no lo estuviera molestando; porque, ese señor que es mi compadre, yo oí a su hijito de ocho años preguntarle ¿es cierto que eres ratero?, y el papá se puso a llorar”, comentó el obispo Cepeda, quien informó que tras las averiguaciones judiciales realizadas en este caso no se encontró absolutamente nada en contra de esta persona, de quien no quiso revelar su nombre.
Durante la entrevista, recordó que durante el gobierno de Barrio en Chihuahua no pudo esclarecer los asesinatos de 150 mujeres en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez, hecho por el cual la ciudadanía exige una explicación que hasta ahora no le han dado. Además, irónicamente se refirió a la llamada “pesca de peces gordos”, de los cuales, dijo el obispo Cepeda, no ha caído ninguno. “Hasta donde yo sé no ha metido a nadie a la cárcel por corrupto”.
Igualmente, precisó que ese mismo día en que se refirió a la Iglesia católica, lo hizo también al Partido Acción Nacional, donde gobiernos estatales y municipales surgidos de estas filas “se han servido con la cuchara grande” y no sólo se debía denunciarlos ante la prensa, sino actuar jurídicamente.
Durante la entrevista, el secretario general del Episcopado, quien al parecer desconocía las declaraciones del obispo Cepeda, dijo estar plenamente de acuerdo con las declaraciones que sobre ese mismo motivo hiciera el cardenal Norberto Rivera Carrera, y que exigía al secretario Barrio dar nombres concretos sobre religiosos corruptos, pues de lo contrario se pensaría que su intención era sólo “descalificar” a la Iglesia católica.
Alvarado Alcántara descartó que estos hechos representen una fricción del gobierno federal con algunos de los obispos. “No es el tiempo de confrontaciones, menos ahora que existe un clima nada favorable a los consensos o las convergencias entre todos los grupos”. Incluso, apuntó que se percibe una política de minar, de socavar a las instituciones públicas, como lo es el Congreso y la presidencia de la república.
Nuestro deber, agregó, es hacer todo lo contrario, es decir, contribuir al fortalecimiento de esas instituciones y de todas las instancias de gobierno, para bien de México y de todos los mexicanos. “Evitemos todo aquello que sea disolución y deterioro social y político de nuestras instituciones”, señaló.