por Natalia Martín Cantero
San Francisco (EEUU).- La moda de la "segunda virginidad" se apodera de más y más parejas de EEUU que, a pesar de compartir techo -o incluso lecho- deciden interrumpir sus relaciones sexuales durante semanas o meses hasta el día de la boda.
Cada vez más parejas, particularmente en el sur de Estados Unidos, donde la influencia de la conservadora iglesia evangelista es mayor, se están sumando a esta peculiar tendencia, una adaptación moderna de la tradicional prohibición de sexo prematrimonial.
Se trata de personas de todas las edades (las hay incluso con hijos) y condición social que se disponen, antes de contraer matrimonio, a llevar a cabo una etapa de interrupción de sus relaciones sexuales que puede durar semanas o incluso meses.
Detrás de la puesta en práctica de esta "segunda virginidad" subyacen dos motivos, que al ojo crítico pueden resultar contradictorios pero que ayudan a los practicantes a matar dos pájaros de un tiro.
Por un lado, de esta manera se aseguran la pasión amorosa en la noche de bodas, que los encuentros frecuentes corren el riesgo de mitigar.
Por el otro, con este periodo de ayuno sexual se enmiendan las culpas, al menos en parte, por no haber seguido uno de los principales mandamientos de su iglesia.
En un artículo titulado "Nunca es demasiado tarde para ser virgen", el diario "The New York Times" señaló que las discusiones sobre este periodo de "segunda virginidad" entre las jóvenes de los estados del sur de EEUU se están convirtiendo en la norma en las residencias estudiantiles femeninas y otros círculos que agrupan a mujeres.
Para el diario neoyorquino, el crecimiento de esta práctica en los últimos años se debe a la acción de los movimientos que predican la abstinencia, particularmente entre los cristianos evangélicos y, en el último par de años, posiblemente al conservadurismo que rige a la administración central de George W. Bush, natural de Texas.
Esperar hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales es la única educación sexual que se enseña en el 55 por ciento de los distritos escolares del sur, según un estudio de 1999 que indica que, en comparación, este porcentaje es del 20 por ciento en el noreste del país.
"El amor verdadero espera", es el título de una campaña que lanzó la Convención Bautista del Sur hace casi diez años y que parece dar sus frutos, con más de un millón de adolescentes jurando abstinencia, según los datos de esa agrupación religiosa.
Por supuesto que la abstinencia sexual no es nada nuevo, pero el periodo de "segunda virginidad" es un invento más o menos moderno, y exige al raciocinio complicados ejercicios malabares.
La virginidad adquiere un tinte metafísico: los actos físicos no tienen marcha atrás, pero los espirituales sí, proclaman sus seguidores, según los cuales esta virginidad (que no deja de ser de "segunda clase") sirve igualmente para enfrentarse al futuro "con pureza mental y física".
Los que proponen esta tendencia -instituciones conservadoras como First Things First o religiosas como Catholic Exchange- aprovechan para recordar que con la "segunda virginidad" también se evita contraer enfermedades sexuales o embarazos no deseados.
Para llevarla a cabo, las recomendaciones van desde el regreso al hogar paterno o pedir a la pareja que duerma en el sofá, hasta olvidarse de los camisones más "sexys" y volver a los pijamas de franela. EFE