EDITORIAL Columnas Editorial Caricatura editorial

La nota que uno no quisiera escribir

Adela Celorio

El árbol que la tempestad

lanza sobre el camino, no

interrumpe para siempre nuestro paso hacia el final

del viaje, tan sólo nos

pregunta quiénes nos creemos.

Robert Frost

Este es el tipo de nota que nadie quisiera escribir. La imaginación se niega a darnos alguna pista, la memoria prefiere callar y sin embargo es saludable tener presente que a pesar de los indiscutibles logros del hombre sobre la naturaleza, lo que podemos controlar tiene un límite. No hay todavía nada que pueda mantenernos a salvo de que cualquier noche de éstas nos caiga el techo encima o quedemos atrapados en el ojo de un ciclón en el momento menos pensado. Después de todo nadie puede habitar este planeta sin confrontar una verdad fundamental: no estamos aquí al mando, al menos no todavía. Si todos nos portásemos como es debido (si es que alguien sabe cómo es debido) si todo estuviera en buen orden ¿dejarían de ocurrirnos desgracias como los terremotos y los ciclones? ¿Dejarían de ocurrirnos las guerras, los narcos, los banqueros o los políticos? Definitivamente no.

Nuestras mayores bendiciones así como las más pesadas maldiciones caen sobre nosotros gratuitamente y sin preguntarnos. Algunos dicen que fenómenos como los huracanes o los terremotos son pruebas de Dios. Me niego a creer que Dios sea una mala persona. ¿Por qué razón querría ÉL sepultarnos bajo nuestro propio techo? ¿Acaso iba Dios a destruir una ciudad por puro aburrimiento? Prefiero creer que se trata de leyes cósmicas que los científicos descifrarán algún día, mientras tanto, dado que como todos sabemos la zona metropolitana es altamente sísmica, lo que nos corresponde es ocuparnos de la prevención. ¿Cuántos recordamos la consigna de mantener nuestros documentos importantes, agua embotellada, linterna, radio y pilas a la mano? ¿Cuántos de los que habitan o trabajan en altísimos edificios, fábricas y almacenes han practicado sistemáticamente simulacros de salvamento como se propuso a raíz del terremoto del 19 de septiembre del 85? No podemos y no debemos vivir con miedo pero es necesario tener presente que el número de víctimas en caso de un sismo está en función de la forma en que la sociedad está organizada para enfrentarlo.

Ojalá que tanto el Gobierno Federal como el capitalino tengan actualizadas las estrategias de protección civil que exige una ciudad sobrepoblada como la nuestra que ha sufrido ya tan amargas experiencias por terremotos anteriores. Aunque nos cueste trabajo es necesario asumir que las desgracias también forman parte de la tragedia profana y sacra, racional y pasional, sensual y angélica que es la vida del hombre.

Todo esto viene a cuento porque el señor Ernesto Herrera Tovar presidente de la Comisión de Protección Civil de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal declaró recientemente que: -debido a la energía acumulada en las costas de Guerrero, la cuál desde hace 98 años no ha sido liberada, el Servicio Sismológico prevé para fechas próximas un movimiento telúrico de grandes magnitudes. Ojalá que la boca se le haga chicharrón al señor Herrera Tovar, aunque tampoco está por demás mantener actualizados los limitados elementos de protección con que contamos.

ace@mx.inter.net.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 10159

elsiglo.mx