La ansiedad y el temor con frecuencia son producidos porque las condiciones negativas del exterior desalientan a las personas. Pero una mente firme, equilibrada, no es víctima de los vaivenes del exterior, por más negativos que sean. Esas condiciones negativas pueden ser cambiadas o transformadas por medio de la acción constructiva. El que se desalienta por lo que ocurre en el exterior y que percibe como negativa, muestra pobreza de la mente y del alma. Así, hemos de desarrollar recursos internos que nos protejan: la imaginación, es decir, el poder de visualizar que las cosas sean como queremos; un carácter moral sólido; una integridad que no deja lugar a dudas; y valores de honestidad.