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La reunión Cumbre de la Tierra II, no fue inútil

Luis Maeda Villalobos

Como hemos visto, la reunión Cumbre de la Tierra II ha permitido conocer realidades. Se le ha dado el cariz de fracaso y es obvio que así fuese, pues algunos países ricos, súper-industrializados no firmaron el acta.

Si recordamos, esto mismo sucedió en la primera reunión Cumbre de la Tierra I en Río de Janeiro Brasil, en 1992, en la que, luego de un análisis realista de la situación ambiental de la flora y la fauna, no se llegó a conclusión alguna para frenar el deterioro ambiental terrestre y algunos países, entre ellos Estados Unidos de Norteamérica, no firmaron el acta de dicha reunión.

En el caso de Johannesburgo, África, a diez años de distancia de la primera reunión, las cosas ya no son las mismas, sino son de mayor profundidad los impactos ambientales como vemos en algunos ejemplos, como la deforestación progresiva mundial, en donde sólo queda una quinta parte de bosques y selvas húmedas, cos que está afectando a los climas y fundamentalmente a la biodiversidad. Ha aumentado la temperatura global por un efecto de invernadero, a causa de la producción y acumulación de polvos, humos y gases en la atmósfera, que la convierten cada vez en irrespirable. Se derriten los hielos en los casquetes polares y glaciares. Aumenta el nivel del mar, se afectan los ecosistemas y a la vida faunal y florística, además de las cadenas biológicas y al final al mismo hombre. La capa de ozono se adelgaza y no previene el paso de las radiaciones ultravioleta que agreden a los seres vivos y a los que están en fase de extinción. Las toneladas de elementos químicos que se vierten en el ambiente global como los nitrogenados, derivados del carbono, del azufre, bencenos, antracenos, carbantrenos, además de colantrenos, plaguicidas clorados y fosforados, son dañinos a la salud y ocasionan tumores y cáncer.

Hemos visto cómo a nivel de los paralelos tropicales avanzan los desiertos, devorando y borrando todo a su paso lo que indica que el proceso de desertización continúa incontenible y en forma paralela, el hambre y la pobreza mundial.

Por otro lado, existen factores imperceptibles como el fenómeno de albedo, por las tierras denudadas por la deforestación, los médanos en los desiertos, el pavimento de las ciudades y carreteras, etc., en tal forma que ello influye en el calentamiento de los suelos e incrementa la reflexión de las radiaciones solares. Es de considerar seriamente que la miseria y la pobreza van en aumento, no sólo a causa de los impactos ambientales y la escasez cada vez mayor de los recursos naturales, sino a otras causas consideradas desde el siglo XIX por Thomas Malthus, como es el desbalance entre la producción de alimentos y el crecimiento poblacional mundial, que día a día es mayormente deficiente y los recursos menguan.

No hay duda en los momentos actuales, que el abismo que separa a los países ricos y pobres, se ahonda por múltiples y complejas razones, como el empecinamiento de las naciones industrializadas, cuyas chimeneas siguen humeando y los residuos de todo tipo, invaden suelos, las aguas y los mares, faltando a la caridad humana por lo mismo. Por proteger sus intereses no firmaron el protocolo de Kioto para el control y la protección de la atmósfera de gases, humos y polvos dañinos. Esa posición negativa la confirmaron en la reunión Cumbre de la Tierra II no firmando tampoco el acta de aprobación de las conclusiones.

Desai y Toepfer de la ONU, hicieron una analogía entre el éxito obtenido en la lucha contra el apartheid racista sudafricano y el desafío actual de superar el “apartheid global”, entre los ricos y los pobres y curiosamente en esta reunión Cumbre II, los Estados Unidos no firmaron el acta de acuerdos y conclusiones y su representante salió del salón ante la rechifla de los representantes de las naciones ahí congregadas, con la cola entre las patas.

Johannesburgo debe sentirse orgulloso ante el mundo, por su postura firme de superar el nuevo “apartheid” económico, con una lucha permanente en el desarrollo sostenible de más de la mitad de las naciones del mundo, todas ellas pobres, y ver realizado el sueño del proyecto global de los aspectos ambientales sociales y económicos, que son de responsabilidad de todos los humanos.

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