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La sucesión presidencial

Gilberto Serna

Lo curioso del caso es que se escuchan rumores, cada vez con mayor frecuencia, en voz tan baja que se necesita ser lector de labios para entender su misterioso significado. Se oyen como si se tratara de letanías que van a rebotar en las abovedadas paredes de un abandonado monasterio, pronunciadas con especial rapidez, que se vuelven incomprensibles cual si se tratara de un lenguaje hablado por alienígenas. Así como una bandada de gorriones, que ha regresado a sus refugios en la imbricada enredadera de una añosa hiedra, al escucharse la explosión de un petardo, interrumpen abruptamente su ruidosa alharaca, igual los conjurados se callan al advertir la presencia de un extraño contentándose con guardar un ominoso silencio volteando a ver el azul del cielo.

Al farfullar en sus conversaciones sus perversas inquietudes, mencionan los artículos 84 y 85 de la Constitución que contienen varias hipótesis en el reemplazo de un Presidente. Que se sepa no hay ningún indicio en nuestro país que permita conocer que pronto se vaya a producir la ausencia del titular del Poder Ejecutivo Federal. A menos que esos intrigantes tengan conocimiento de algo que los demás ignoramos. Es verdad que una vez cumplidos dos años del mandato si el Presidente renuncia, será designado un substituto que terminará el período para el que aquél fue elegido; pero si la ausencia absoluta se produce cuando no ha transcurrido ese lapso, se designa un presidente provisional encargado de convocar a elecciones extraordinarias.

Aquí la coincidencia del tema con la propuesta aprobada del legislador Ricardo García Cervantes, de la camada del Jefe Diego, acerca de establecer las reglas para suceder a la persona que por algún motivo deja la silla presidencial, una de las cuales dice que debe ser del mismo partido político al que pertenece el que se va, siembra la duda de si algo se está tramando en las alturas que no ha trascendido al grueso de la comunidad. Las preguntas se arraciman una tras otra dando la falsa impresión de que hay una malhadada decisión para que el actual Presidente abandone el poder antes de terminar su periodo constitucional.

Lo más seguro es que se trate de un rumor sin fundamento a propósito de que el próximo primero de diciembre inicia Fox uno de sus cuatro últimos años. En apoyo a esa desdichada versión de que ya está preparada la sucesión se cita que en su última gira internacional mencionó razones de un fracaso, que en el pasado ofrecían los presidentes al terminar su sexenio, como cuando José López Portillo, en su último informe de gobierno, pidió perdón a los pobres, de lo que deducen los malquerientes que a dos años de su toma de posesión está pensando en retirarse a descansar en su rancho. ¿En verdad estará dispuesto a tirar el arpa?, no lo creo.

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