EFE
JOHANNESBURGO.- Una coalición de países latinoamericanos pidió en la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible (CMDS) que se introduzcan en el plan de acción cuotas más ambiciosas para la producción de energías renovables, de cara a reducir las emisiones que causan el efecto invernadero.
En representación de todos los países de Centroamérica, América del Sur y el Caribe, los ministros de Medio Ambiente de México, Argentina y Brasil presentaron su propuesta, que respaldan otros países como Noruega y Filipinas y que pretende fijar el objetivo de que en el año 2010, el diez por ciento de la energía mundial proceda de fuentes renovables.
La propuesta, liderada por Brasil y aprobada el pasado mes de mayo en Sao Paulo en la reunión de ministros de Medio Ambiente latinoamericanos, considera energías renovables las geotérmicas y las hidráulicas de pequeña escala, así como la energía solar, eólica y la biomasa (leña) que sea regenerable.
El objetivo propuesto por la Unión Europea es lograr un quince por ciento de energías renovables para el año 2010, pero según Steven Sawyer, de Greenpeace, la UE incluye en la categoría de renovables todas las hidroeléctricas, sin diferenciar las de gran escala de las pequeñas.
La UE también incluye todo tipo de biomasa, regenerable o no, como energía renovable.
Ello, apuntó Sawyer, sitúa el objetivo del quince por ciento propuesto por Europa en una meta “muy poco significativa, ya que la realidad es que en la actualidad ya se ha llegado al catorce por ciento”.
“Las negociaciones sobre este asunto en los próximos días prometen ser muy duras”, advirtió el ministro noruego de Medio Ambiente, Borge Brenden.
El profesor José Goldemberg, de la delegación brasileña, recalcó que una medida como la propuesta por Brasil está “íntimamente relacionada con la erradicación de la pobreza, pues las energías renovables están por definición descentralizadas y mejorarían la vida de muchas pequeñas aldeas alejadas de centrales eléctricas”.
Según Goldemberg, la propuesta brasileña afronta al mismo tiempo la sostenibilidad medioambiental y la erradicación de la pobreza, ya que su aprobación conllevaría una disminución de las emisiones a la atmósfera, la creación de empleo, y el acceso a electricidad y agua.
Actualmente, el cinco por ciento de la energía producida en el mundo viene de fuentes renovables, mientras que en los países en vías de desarrollo, el porcentaje se eleva a un 29 por ciento, debido fundamentalmente a la ausencia de suministro eléctrico y a que las poblaciones se abastecen de leña, algo “medioambientalmente insostenible”, según Goldemberg, pues contribuye a la deforestación.
“Es posible lograr los objetivos del Protocolo de Kioto en cuanto a eficiencia energética” dijo el ministro brasileño José Carlos Carvalho en rueda de prensa.
El ministro mexicano de Medio Ambiente, Víctor Lichtinger, señaló, por su parte, que es fundamental tener objetivos cuantificables en cuanto al fomento de energías renovables.
“Si simplemente se menciona la necesidad de un incremento, se quedará en un párrafo más. Si tenemos una cifra, podemos volver a nuestros países, a nuestros congresos de diputados, a nuestros ciudadanos, y pedir los cambios legislativos y las acciones necesarias”, dijo.
Lichtinger agregó que “el hecho de que seamos un país productor de petróleo no está reñido con que creamos firmemente que hay que incrementar el uso de energías renovables y nuevas energías”.
Carlos Merenson, secretario de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina, se mostró convencido de que “el camino a la sostenibilidad se inicia en el sector energético y aunque a nuestro país le va a suponer un gran desafío y un enorme esfuerzo cumplir ese objetivo, estamos dispuestos a asumirlo, pero siempre que haya un cambio en el escenario internacional, y se acaben los subsidios agrarios y el proteccionismo”.