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Límites de la Política monetaria

ALFONSO LUQUÍN CALVO

En las últimas semanas, la Reserva Federal de los Estados Unidos recortó sus tasas de interés. El objetivo de esta medida es continuar con la política monetaria expansiva en aquella nación, ya que al disminuir las tasas de interés se reactiva el consumo a través de un mayor uso de las tarjetas de crédito y mayores facilidades para la adquisición de bienes duraderos, característica de un país con alto nivel de consumo de aparatos electrodomésticos, automóviles, etc. Es evidente que esta medida pretende reactivar el crecimiento económico ensanchando en la medida de lo posible los límites de los mercados de estos productos y, con ellos, al resto de la economía, o al menos, a una parte significativa de la misma.

El otro efecto de la disminución de las tasas de interés lo constituye el impacto que tiene sobre la inversión de las empresas. En este renglón, sin embargo, el impacto ha sido apenas perceptible, si no es que nulo. Las empresas norteamericanas se encuentran en pleno proceso de adaptación a las nuevas condiciones establecidas por el agotamiento de los mercados, cancelan líneas de producción, recortan personal, etc. Pero existe un límite a este uso de la política monetaria de estímulo al crecimiento económico a través de la disminución de las tasas de interés. En efecto, las instituciones financieras, tomemos en particular a los bancos, han disminuido, en consonancia con la medida de la Reserva Federal, sus tasas de interés que pagan a los ahorradores e inversionistas, llegando a niveles del 0.55% anual; con ello, se ha presentado una drástica disminución del ahorro interno y una fuga de capitales de los Estados Unidos (gran parte de ellos vienen a nuestro país), pero además ha colocado ya, a muchos de estos bancos en condiciones difíciles. Para muestra de ello, veamos el más reciente caso de la compañía aérea United Airlines, que para sobrevivir a la quiebra necesitaba que sus bancos acreedores le autorizaran un nuevo programa de deuda mayor a los 1,000 millones de dólares, correspondientes a un adeudo que vence en estos días. Los bancos se han negado porque a su vez, el gobierno federal se ha negado a dar la garantía por hasta 1,800 millones de dólares que la empresa necesita para su reestructuración financiera. Ya no se encuentran en posibilidades de hacerlo y la compañía, la segunda empresa aérea del mundo, con toda probabilidad quedará en quiebra.

Si estos son los síntomas de la tan ansiada recuperación económica norteamericana, anunciada con repiques y trompetas al mundo entero, pues que dios nos tome confesados. Por que es innegable que nuestras tercas autoridades siguen esperanzados, en sus previsiones para el año entrante, en que la economía de los Estados Unidos volverá a convertirse en el motor de la economía mundial y nos empujará a las prometidas tasas de crecimiento del 7% y bla, bla, bla. El uso de las tasas de interés para reactivar la economía tiene un límite y, aunque muchos economistas aseguran que la Reserva Federal tiene aún mucho margen para seguirlas utilizando, muchos otros pensamos que se encuentran peligrosamente en su límite. Esto es crucial para nuestro propio futuro económico, porque si en un determinado momento la situación en los Estados Unidos empieza a volverse insostenible, si se torna imprescindible financiar el mayor déficit público e impedir la fuga de capitales, deberán aumentar sus tasas de interés; en ese caso, la situación económica del país se verá fuertemente afectada.

Lo mismo sucede en el caso de México con la aplicación del llamado ?corto?. No se piense que puede utilizarse a discreción, aumentándolo sin cesar, sin que ello empiece a tener efectos colaterales de importancia. El mayor control de la inflación a través del ?corto? puede llegar a estrangular el crédito de tal manera que arroje por los suelos los intentos de reactivar la economía en nuestro propio país; puede, a su vez, llegar a ser inoperante, pues por otro lado existe una gran presión inflacionaria, no por la vía de la demanda, sino por la vía de los costos. ¿Acaso los ya anunciados aumentos de la gasolina, el gas, la energía eléctrica y el agua para el próximo año no representan una presión tremenda a los costos de producción y al presupuesto familiar? El ?corto? monetario puede llegar a hacer ?corto circuito? con los aumentos de costos y la disminución del excedente del consumidor, de los cuales dependen exclusivamente los resultados financieros de la gran mayoría de las empresas mexicanas.

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alfonsoluquin@msn.com

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