La picardía se mezcla con los olores y entre gritos de vendedores, sobrevive la Alianza como un mercado tradicional
Torreón, Coah.- Es un lugar típico, tradicional, donde la picardía mexicana aflora cotidianamente y se mezcla con el comercio de frutas, legumbres, dulces, tacos, aguas frescas, menudo y otras cosas más... es el Mercado Alianza.
Los gritos de los vendedores se entremezclan y confunden al paso de las amas de casa que buscan lo más bueno y barato para completar todo lo que necesitan y quieren alcanzar con el exiguo “chivo” que les entregó el marido.
¡ Qué tomates, qué tomates... que te emborrachates ¡, grita el comerciante al ver pasar al borrachito recién salido de “la marranera”, una cantina enclavada en ese mismo lugar y bautizada así por sus características.
Lo mismo se vende mercería, que cacahuates, naranjas, dulces, espantasuegras y todo para las posadas tradicionales o bolos que se ofrecen al final de los rosarios en honor del Niño Dios.
¡Ahí va el golpe, ahí va el golpe!, grita el cargador que empuja un carrito con cajas de mercancía diversa y de esa forma se abre paso entre la gente para poder llegar a su destino, en tanto las mujeres van de puesto en puesto buscando la papa, tomate o cebolla más barata y en buen estado.
Es evidente que los vendedores violan las reglas de salud, sobre todo aquellos que expenden tacos de tripitas o hígado encebollado que, no se puede negar, despide un olor que despierta el apetito, pero salta a la vista la falta de observancia de las mínimas normas de higiene, pues no portan gorro o mandil, algunos lo mismo manejan el alimento que despachan los refrescos pero también cobran, mientras la basura se acumula alrededor.
¡Arriba... abajo... bailando, wane wane está tocando¡, se escucha la música a ritmo de cumbia de los puestos de vendedores de discos compactos y casetes piratas, pero unos pasos más adelante compite en volumen con piezas de Chubie Checker y más allá con otros intérpretes .
Los precios bajos son básicamente el mayor atractivo de la Alianza, pues se ofrecen paquetes de rollos sanitarios de hasta 4.50 pesos, cuando en promedio llegan a costar 20 pesos en los grandes establecimientos, aunque obviamente de distinta calidad.
¡Chile ancho para rellenar... mujeres, miren que bueno!, grita el comerciante -que provoca risas entre algunos clientes- mientras muestra el producto a la gente que pasa por el lugar
Respecto a las ventas en el mercado, no todos los locatarios coinciden, unos se quejan de que a pesar de ser diciembre no repuntan las ventas como en años anteriores, en tanto otros dicen que no ha sido tan malo.
Testigos de la larga vida de la Alianza, son también las cantinas que por aquellos años permanecían abiertas las 24 horas del día, como La Gran Vía y el Polo Bar, a donde acudían los tahoneros y empleados de otro ramo que salían de laborar en la madrugada.
Sobre los locatarios, hay de todo y de acuerdo a testimonios de ellos mismos, unos dan kilos de 900 gramos –con básculas arregladas-, pero también los hay que despachan “copeteadito para que el cliente vuelva”.
Sobre las evidentes anomalías que suceden, el titular de la Jurisdicción Sanitaria No. VI, César del Bosque Garza, informó que es competencia del departamento municipal de Plazas y Mercados, pero en caso de quejas directas en esa dependencia de la Secretaría de Salud, dijo, se investigan y de proceder, se actúa conforme a la ley.
Todo vendedor de alimentos, aclaró, debe contar con su tarjeta de salud y el que no la tenga, es claro que está violando la ley y debe ser sancionado.
Reconoció que la gran cantidad de vendedores semifijos hace más difícil la supervisión, pero de cualquier forma se realizan operativos de vigilancia en forma periódica.
Pese a todo, sus más de 70 años y las intenciones de autoridades por reubicarlo, desaparecerlo o modernizarlo, el Mercado Alianza sigue siendo el mismo, muy poco ha cambiado y sigue siendo preferido por gran cantidad de habitantes de esta ciudad y el medio rural.