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Los contrastes/Nuestro entorno

Alan Acoyani

La Laguna es una zona de contrastes, por una parte, la mayor parte de sus habitantes, especialmente quienes habitan el sector rural, se la pasan todo el año orando porque Tláloc, el Dios de la Lluvia se apiade de ellos y arroje algunos chubascos sobre las áridas tierras que ya en diferentes partes de la región muestran impresionantes grietas, producto de la sequía que lleva ya más de once años afectando a esta región y por otra parte, cuando el buen Dios se compadece y quita los agobiantes calores enviando además algunas lloviznas, cientos de familias, también de las más desprotegidas claman porque cambie el clima.

Los contrastes climáticos no son el problema. El hombre ha aprendido a través de los años a vivir en uno y otro y la prueba de ello está en que todos los rincones de nuestro territorio nacional se encuentran habitados, tanto las montañas como las costas y los desiertos, las áreas en donde el viento arrasa y en donde hay necesidad de sembrar en las laderas; en todas partes hay habitantes que se han sabido acoplar a las circunstancias, han construido casas de acuerdo a cada zona, se han implementado servicios que responden a las necesidades de cada área y así, han aprovechado su entorno para bien vivir.

Desgraciadamente eso no pasa en la Comarca Lagunera, en donde la ancestral falta de atención de las autoridades, la falta de coordinación entre las dependencias y el divorcio cada vez más marcado entre gobierno y gobernados ha traído como consecuencia el deterioro de los servicios públicos y el desaprovechamiento de los recursos naturales.

Por qué se menciona lo anterior, la contestación en fácil; en el caso de los campesinos que oran por la lluvia, cabe recordar que si ahora padecen por la falta de agua, no solamente deben considerar que los ha tratado mal Tláloc, sino que deben meditar en las reservas que llegaron a tener las presas Francisco Zarco y Lázaro Cárdenas, cuando alcanzaron porcentajes que permitían asegurar dos y hasta tres ciclos agrícolas, tomando en consideración que por decreto presidencial, solamente se deberían sacar de los dos vasos 850 millones de metros cúbicos y que ellos, los productores del sector ejidal y de la pequeña propiedad, (en algunas ocasiones) azuzados por funcionarios de la desaparecida Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, llevaban a cabo reuniones para presionar y autorizarse volúmenes extraordinarios, llegando a extraerse en un sólo ciclo de cultivo hasta mil doscientos millones de metros cúbicos de agua.

Deben meditar que hubo años en los que incluso llegaron a sacar agua de las presas para un ciclo de cultivo de invierno que ninguna utilidad les dejó y mal aconsejados por algunos funcionarios hasta sacaron agua para verterla al río y recargar los mantos, en lugar de mantener reservas para los años de sequía como los que ahora se padecen.

Por otra parte, las autoridades de los diferentes municipios que componen la Comarca Lagunera, han sido incapaces de atender el total de las necesidades en cuanto a servicios públicos se refiere y es por eso que con la menor lluvia o llovizna como la que se presentó en días pasados acompañada de una severa baja en las temperaturas, decenas de colonias populares quedaron intransitables.

Sus calles de esos sectores, se convirtieron en lodazales por los que incluso los vehículos de los cuerpos de Protección Civil tuvieron dificultades para circular y así se dificultó prestar el apoyo a quienes más padecen.

Pudieran aducir algunos funcionarios que son colonias irregulares, que sus asentamientos no están legalizados y que no se encuentran considerados dentro del Plan de Desarrollo Urbano, pero es el caso que muchas de esas colonias tienen diez o más años de haberse formado y eso habla al menos de tres administraciones municipales que han pasado y de tres presidentes municipales con sus respectivos cabildos que al momento de la campaña sí fueron hasta los mencionados núcleos de población a solicitar el voto, en esos momentos sí existía la colonia y no importaba si estaba en terrenos irregulares, lo que contaba era el voto, por el que desgraciadamente los gobernantes nunca respondieron.

No cabe duda, La Laguna es una zona de contrastes y desgraciadamente quienes padecerán siempre serán los campesinos que no previeron los años de secas y se dejaron engañar por líderes y funcionarios corruptos y serán también los habitantes de las colonias populares que igual se dejan engañar por líderes que los llevan a poblar áreas inhóspitas y sin servicios y se dejan engañar por políticos corruptos que ofrecen todo a cambio del voto y al llegar al puesto que buscan, declaran que las colonias precaristas están en áreas irregulares, ilegales, que no se ajustan al Plan de Desarrollo y no se les puede dotar de los servicios públicos primarios a que tiene derecho todo ciudadano.

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