LONDRES (Reuters) -- Muchos diabéticos podrían beneficiarse pronto de un programa que promete entrenarlos para adaptar sus dosis de insulina a su estilo de vida y hábitos alimentarios, lo que les daría más libertad sobre las restricciones de la enfermedad, dijeron el viernes expertos.
Un programa llamado DAFNE (siglas en inglés de Ajuste de Dosis para Alimentación Normal), que se preparó en Alemania, permite a los diabéticos ajustar sus inyecciones de insulina a sus hábitos alimentarios, en lugar de supeditar las comidas al tratamiento.
"Uno tiene que ser sensible sobre lo que se desea comer, pero si se quiere omitir una comida o comer más, este programa le muestra cómo controlar su insulina", dijo Simon O'Neill, de la organización sin fines de lucro Diabetes del Reino Unido.
El programa está ampliamente disponible en Alemania y O'Neill comentó que ocho centros de diabetes en Gran Bretaña también comenzarán pronto unos cursos de entrenamiento. Otros países europeos se están interesando en este enfoque pero de formas ligeramente diferentes.
Una prueba del programa presentada en The British Medical Journal reveló que da a las personas con diabetes tipo I, que representan cerca del 10 por ciento de los casos, la oportunidad de tener una vida normal y más espontánea.
"Hemos demostrado, en un grupo de voluntarios, que el entrenamiento de la habilidad para ajustar la insulina brinda a los pacientes la capacidad para adaptar la diabetes a su vida más que su vida a la diabetes", dijo Simon Heller del Hospital General del Norte en Sheffield, al norte de Inglaterra.
Los médicos dividieron de manera aleatoria un grupo de 169 pacientes para recibir tratamiento normal o para ser parte de un curso de entrenamiento DAFNE de cinco días para aprender a ajustar sus dosis de insulina y que se adapten a sus preferencias alimentarias.
Heller dijo que los pacientes de DAFNE estaban más felices con su curso de tratamiento y reportaron buen control del azúcar de la sangre. Asimismo, dijeron que había mejorado su calidad de vida.
La diabetes afecta a cerca de 130 millones de personas en todo el mundo y causa la muerte de 2,8 millones de personas al año. Expertos estiman que el número de afectados aumentará a 220 millones para el año 2010.
La enfermedad puede causar insuficiencia renal, accidentes cerebro-vasculares, ataques cardíacos, ceguera y daño a los nervios.
Los pacientes con diabetes tipo I no producen insulina, una hormona necesaria para convertir el azúcar, los almidones y otros alimentos en energía.
Las personas que padecen diabetes tipo II, la forma más común y moderada del padecimiento, no pueden asimilar la insulina adecuadamente.