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LOS LEONES PRESENTES / Feliz Año Nuevo

Jorge Romero Montañes

El fin de año siempre nos llenará de nostalgia, alegría o recuerdos. Nunca pasa desapercibido debido a que durante los 365 días tuvimos muchas emociones. Desde principios del año cada uno hicimos nuestros propósitos, (dejar de beber, de fumar, ponernos a dieta, hacer ejercicio, ya no pelear con los demás, ahora sí trabajar en serio, no nadamás hacer como que trabajo, ya no transar, ya no ser gruñón, llegar a tiempo a los compromisos, ir a misa los domingos, etc.). Pareciera que esto consiste en un ciclo de tiempo de acuerdo al calendario, en el que de alguna manera se produce un receso del devenir cotidiano. La mente y los sentimientos se predisponen y la meditación y la reflexión ocupan una buena parte de nuestro tiempo libre. Si el año que termina ha sido bueno en todos los órdenes de nuestra existencia, entonces no tiene por qué dominarnos la melancolía o la añoranza.

En cambio, si hemos tenido tropiezos, fracasos, pérdidas afectivas, contratiempos serios en el trabajo o en la casa, esto nos coloca prácticamente indefensos ante esos pensamientos y recuerdos. Si algo se debiera desear, sería que nadie padeciera ningún tipo de pesar, de angustia o desencanto, y que todos aquéllos que se encuentran sumergidos en algún pendiente, éste pasará a un término de reposo en lo posible, para que a la luz de una razón serena pudieran encontrar, si no la solución al menos la comprensión de su estado y que por este solo hecho esa pesadumbre fuera manejable por el corazón. No en vano la inmensa mayoría de los que celebramos el nacimiento de Jesús, tenemos por ese acontecimiento un motivo que ennoblece nuestro ánimo y disposición hacia los demás.

Por eso que todos nos deseamos un “Feliz y próspero Año Nuevo” como implicando que el año que termina y el otro que comienza nos traerá prosperidad, y es cierto nos procuramos prosperidad, pero a la medida de nuestras posibilidades ya sea individual o colectiva, porque celebrar el Año Nuevo éste será de alegría para todos, creyentes y no creyentes. Tan es así que en esta celebración todos le entramos al reventón, a la comida, bailada, bebidas aparte (claro con moderación por favor). En cuanto a la prosperidad no sólo la debemos ubicar como la prosperidad de nuestra economía, de nuestra riqueza en dinero, de nuestras ventajas financieras, de nuestras adquisiciones materiales.

La prosperidad de nuestro espíritu, de nuestro desarrollo personal, afectivo, profesional e intelectual, de nuestras relaciones con los demás (empezando con la familia) de nuestros buenos propósitos, así como de las mejoras de nuestro hogar de nuestro barrio, todo para tener mejores condiciones de vida, eso sí depende de nosotros de que nos apliquemos a su realización.

¡Reflexión...! Les cuento de una familia de sociedad, que iba a celebrar el Año Nuevo, así como la llegada de un recién nacido de la casa. Festejos que se llevarían a efecto en el salón principal de la residencia. Ese día amigos y familiares fueron llegando, los cuales lucían sus vestuarios más elegantes. Sus abrigos eran llevados por sus anfitriones a una de las recámaras y puestos sobre una cama. Ya pasada la conmoción de la llegada de todos los invitados y luego de un largo rato de animada conversación, todo mundo puso atención para la presentación del recién nacido. De pronto alguien preguntó para sorpresa de todos: “¿Dónde está el bebé?”. La sirvienta corrió por todos lados y regresó con el rostro pintado en la desesperación. No podían encontrar el bebé por ningún sitio. La búsqueda continuó durante unos minutos que parecieron eternos, hasta que alguien recordó haber visto al bebé acostado bajo los abrigos de los invitados. Era irónico. El principal motivo de la celebración había sido olvidado, descuidado y por poco asfixiado.

Este fin de año celebrémoslo con entusiasmo, felicidad y alegría, y no olvides a toda esa gente que comparte contigo la mayor parte del año. ¿Cómo? Deseándoles lo mejor y que su felicidad se vea completamente al lado de sus seres queridos. La gran familia Leonística y éste su servidor, les deseamos que pasen un feliz y próspero Año Nuevo. “Reflexión Leonística”. Para algunos el fin de año, significa: La tomada, la bailada, el alboroto, el derroche. Sé moderado (a) recuerda que tienes muchos años por vivir y una gran familia que te quiere y te adora. “Nosotros servimos”.

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