La historia nos cuenta que en 1521 el imperio azteca cae ante las fuerzas españolas que estaban al mando de Hernán Cortés. 10 años después, miles de habitantes en esa época, que estuvieron profesando por siglos una religión politeísta en la que incluía cientos de sacrificios humanos, habían sido convertidos en católicos. ¿Pero qué pasó en esos tiempos que produjo un cambio tan increíble? En 1531 una Señora del Cielo se le apareció a un indito en un cerro ubicado al noroeste de la Ciudad de México que se identificó como la Madre del verdadero Dios.
Le encargó que hiciera que el obispo construyera un templo en ese lugar y dejó una imagen de sí misma impresa milagrosamente en su tilma, un tejido de cactus de poca calidad que se debía haber deteriorado por lo menos en 10 años, y que en la actualidad no muestra señales de corrupción y que después de 471 años aún desafía toda explicación científica sobre su origen. Inclusive parece aún reflejar en sus ojos lo que tenía frente a ella en 1531. Su mensaje universal de compasión y amor, su promesa de ayuda y protección para toda la humanidad, se encuentra relatado en el “Nican Mopohua”, documento escrito en el siglo XVI en el lenguaje nativo, Náhuatl.
Hay razones para creer que en el cerro del Tepeyac, María vino en su cuerpo glorificado, siendo sus manos físicas las que acomodaron las rosas en la tilma de Juan Diego, lo que hace a esta aparición muy especial. Una increíble lista de milagros, curas e intervenciones se le atribuyen. Es estimado que cada año, millones de personas visitan su Basílica, haciendo de su casa en la Ciudad de México, el Santuario Mariano más popular en el mundo, al igual que la Iglesia Católica más visitada después del Vaticano.
En total 24 Papas han honrado en alguna forma oficial a Nuestra Señora de Guadalupe. Su Santidad Juan Pablo II, ha visitado en cuatro ocasiones su Basílica. La fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe se celebra cada día 12 de diciembre. Su Santidad Juan Pablo II, durante una de las misas solemnes, celebradas en la Basílica de Guadalupe, declaró esa fecha con el rango litúrgico de fiesta para todo el mundo.
Y ahora qué te parece esto... Pídele a un hombre que te describa qué es un mujerón: Inmediatamente te hablará del tamaño de los senos, de la medida de su cintura, del volumen de las caderas, de sus piernas, de sus labios y del color de los ojos; o te dirá que un mujerón tiene que ser una rubia exuberante, siliconizada y sonrisa colgate. Mujerones, dentro de ese concepto, existen pocas. Ahora, pregúntele a una mujer lo que ella considera un mujerón y usted descubrirá que hay una en cada esquina.
Mujerón es aquélla que toma hasta dos autobuses para ir a su trabajo y dos más para regresar y cuando llega a casa, encuentra el canasto lleno de ropa para lavar, la tarea de los niños por revisar y una familia hambrienta qué alimentar. Mujerón es aquélla que va por la madrugada a hacer fila para garantizar la inscripción de sus hijos en la escuela y aquella jubilada que pasa horas parada haciendo fila en un banco para cobrar una pensión insultante. Mujerón es la empresaria del hogar que trabaja todos los días de la semana por el bienestar del hogar. Mujerón es quien regresa del supermercado cargando varias bolsas después de haber hecho malabarismo con el presupuesto.
Mujerón es quien lleva a los hijos a la escuela y los va a buscar, y los lleva a la cama. Les cuenta historias, reza con ellos, les da un beso y apaga la luz. Mujerón es aquella madre que no duerme mientras alguno de sus hijos no llega sano y salvo a casa y que bien temprano por la mañana ya está levantada, calentando la leche y haciendo el café. Mujerón es quien sabe dónde está cada cosa, lo que cada hijo siente y cuál es el mejor remedio para la acidez, para los deditos mallugados y para las pesadillas. Existen mujeres que bien pueden obtener un 10 por ser lindas hasta morir... pero ¡más mujerón, es la que se entrega al hogar y a sus hijos cada día! Por eso mis amigos que tienen la dicha de tener un “mujerón” en casa y todavía no lo saben, sea esposa, madre, abuela o hermana, felicitaciones.
“Reflexión Leonística”: Criticar el trabajo de uno es fácil y cómodo, hacerlo es lo difícil.
“Nosotros servimos”.