¿Sabes lo que significa la Revolución Mexicana...? Una de las etapas más importantes de la historia de nuestro país, donde los protagonistas de esta bélica época fueron grandes figuras que sobresalieron, ya sea por su probada valentía, sus dotes políticos, sus aciertos y por qué no decirlo, algunos que pasaron a la historia por sus actos de traición. A principios del siglo XX, México era gobernado por uno de los militares más grandes que haya tenido nuestro país en todos los tiempos, el general Porfirio Díaz, quien en su tiempo destacó como soldado frente a extranjeros y conservadores, el cual una vez que llega al poder por méritos propios, comienza con un gobierno autoritario y represivo que elimina a la oposición, expropia las tierras a campesinos y amparado en reformas constitucionales permanece en el poder desde principios de 1877 hasta el 25 de mayo de 1911.
Él se mantuvo en el poder gracias al apoyo de la burocracia, de los terratenientes y de las compañías extranjeras. Durante todos esos años mantiene en la sumisión a las clases populares, a los obreros, a los campesinos, etc. ¡Qué barbaridad de esa época! Ciertamente, pero hay que reconocer que durante esos años hubo un avance en el transporte ferroviario, en las finanzas públicas, en la industria de la transformación, de la extracción del petróleo, etc., sobre todo en los rubros en los que se beneficiaban empresas extranjeras, considerando entonces que la mayoría de la población se encontraba en pésimas condiciones sociales y económicas, era de esperarse que surgieran pensadores liberales, quienes oprimidos por la falta de libertad de expresión desarrollaran clandestinamente ideas revolucionarias que germinaron positivamente en todo el país con la plena convicción de que sólo la lucha armada era el medio por el cual podía derrocarse la dictadura del porfiriato para iniciar una etapa de libertad. No había nada que perder y todo por ganar. Lo que hacía falta era contar con líderes que guiaran al pueblo inconforme con su realidad, y es así como surgen hombres de la talla de Madero, de Zapata, de Villa, de Carranza, quien destacándose como un gran estadista, promulgó la constitución el 5 de febrero de 1917, ley suprema que aún nos rige.
¿Y a ti, qué te gusta...? Se nos desafía a trabajar incansablemente para lograr el éxito en nuestra vida. No todos estamos destinados a una profesión o a un trabajo especializado; menos aún a un genio de los que se elevan a la altura de las artes y en las ciencias. Muchas personas están destinadas a ser solamente obreros (as) en las fábricas, pero no hay trabajo u ocupación que no tenga importancia. Toda tarea que eleve a la humanidad es digna e importante.
Estamos inmersos en un mundo tan complejo que todos necesitamos de los demás para poder avanzar. Somos piezas de un delicado mecanismo que funciona con los movimientos sincronizados de sus diferentes componentes. Hay piezas que aparentan ser más importantes y otras que suponen una importancia secundaria. Pero... ¿es realmente así? Nadie discutiría que el motor de un auto es mucho más importante que la batería. Pero lo cierto es que el auto no funciona si le falta el uno como el otro. Sin duda que reemplazar un motor es mucho más difícil y costoso que cambiar la batería, pero ambos son igualmente necesarios para que el auto marche.
Nos acostumbramos a vivir en nuestra casa y a no tener otra vista que no sean las ventanas de alrededor, y como estamos acostumbrados a no tener vista, luego nos acostumbramos a no mirar para afuera. Y como no miramos para afuera luego nos acostumbramos a no abrir todas las cortinas. Y porque no abrimos completamente las cortinas luego nos acostumbramos a encender más temprano la luz. Y a medida que nos acostumbramos, olvidamos el Sol, olvidamos el aire, olvidamos la amplitud. Nos acostumbramos... A despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde. A tomar café corriendo porque estamos atrasados. A desayunar algo porque no da tiempo para comer a gusto. A salir del trabajo porque ya es tarde. A cenar rápido y dormir con el estómago pesado sin haber vivido el día. Nos acostumbramos... A sonreír para las personas sin recibir una sonrisa devuelta. A ser ignorados cuando precisábamos tanto ser vistos. Si el trabajo está duro, nos consolamos pensando en el fin de semana. Y peor aún, hacemos que nuestro trabajo sea más pesado, y a los demás, viviendo en las críticas destructivas y en la siembra de la discordia hablando negatividad y todavía sin argumento alguno. Y si el fin de semana no hay mucho qué hacer vamos a dormir temprano y nos acostumbramos a quedar satisfechos porque siempre tenemos sueño atrasado. Por eso la muerte está segura de su victoria, a pesar de que la vida nos da mucha ventaja. No te acostumbres a esto, no esperes para iniciar otro año igual, trata de vivir la vida con intensidad. Pensamiento Leonístico: ¿Qué es un amigo? Es aquél que te apoya y consuela cuando más lo necesitas. “Nosotros servimos”.