Washington, 6 nov (EFE).- Tras conseguir 51 escaños en las elecciones de ayer, los republicanos obtuvieron la mayoría en el Senado, a falta de la celebración de una segunda vuelta en Luisiana.
Después de una larga noche de recuentos, el último escaño en disputa fue para los demócratas, que ganaron la elección en Dakota del Sur, acumulando con él 47 puestos en el Senado.
En ese estado el senador demócrata Tim Johnson fue reelegido al conseguir el 50 por ciento de los votos frente al 49 por ciento del congresista John Thune.
"Estoy deseando representar a todos los habitantes de Dakota del Sur con la máxima energía", declaró Johnson.
Otra de las elecciones más disputadas, la de Minesota, se decantó esta mañana a primera hora para los republicanos, ya que Norm Coleman consiguió finalmente batir al veterano demócrata Walter Mondale por una diferencia de unos 50.000 votos.
Mondale se hizo cargo de la candidatura demócrata hace apenas diez días, tras el fallecimiento en accidente aéreo del senador Paul Wellstone, que buscaba la reelección.
Desde entonces, el ex-senador, ex-vicepresidente y fracasado candidato a la Presidencia contra Ronald Reagan en 1984, se convirtió en objetivo de los republicanos, que lo consideraron un candidato vulnerable.
El único escaño del Senado -donde hay también un candidato independiente- no adjudicado todavía es el de Luisiana, cuyas leyes requieren que el ganador reciba el 50 por ciento de los votos en la primera vuelta.
La senadora demócrata Mary Landrieu consiguió ayer martes el 46 por ciento de los votos, por lo que, si bien tiene posibilidades de ser reelegida, habrá de esperar a una segunda vuelta que se disputará el 7 de diciembre.
De cualquier forma, dada la relación de fuerzas ya perfilada en el Senado, la votación de Luisiana no representará ningún cambio en la estructura de la Cámara alta, donde los republicanos controlarán todos los comités parlamentarios.
La victoria de los republicanos en la jornada electoral de ayer ha sido interpretada por los analistas como un éxito personal del presidente George W. Bush y se ha reflejado también en los resultados de la Cámara de Representantes, donde incrementaron su mayoría.
Según los últimos datos, los republicanos tienen asegurados 226 escaños, diez más de los necesarios para ostentar la mayoría absoluta de los 435 miembros de la Cámara de Representantes.
Los demócratas consiguieron 204, hay un independiente y cuatro aún no han sido adjudicados.
El partido de Bush logró la mayoría de los pocos escaños de la Cámara que estaban indecisos, con la excepción de dos puestos del estado de Maryland.
Antes de las elecciones del martes, los republicanos tenían 223 legisladores en la Cámara baja, por lo que rompieron la "tradición" de que el partido que ocupa la Casa Blanca pierde representantes en las llamadas "elecciones de mitad de mandato" presidencial.
Diversos analistas coincidieron en manifestar en las cadenas de televisión estadounidenses que la clave de la victoria fue la implicación del presidente Bush en la campaña electoral, con un programa basado en la defensa de la seguridad nacional.
Bush se declaró muy satisfecho por los resultados, según su portavoz, Ari Fleischer, quien resaltó que "tanto el presidente como el Partido Republicano han hecho historia" en estos comicios, que habían sido considerados como un referéndum de su gestión.
En los últimos setenta años, sólo se dieron dos casos de presidentes que ganaron terreno en el Congreso en unas elecciones de medio mandato: Frankin Roosevelt en 1934 y Bill Clinton en 1998.
En esta ocasión, la victoria republicana se dejó sentir también en los 36 puestos de gobernador que estaban en juego, con destacadas victorias en feudos tradicionalmente demócratas, como Georgia o Maryland, y en estados con gran peso político como Florida.