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Los retos de Lula

Sergio Sarmiento

“El cambio de Brasil es importante no sólo para este país sino para todo el continente”.

Cuauhtémoc Cárdenas

Este pasado lunes el PRD capitalino publicó un desplegado de prensa que afirmaba: “¡La izquierda va! Lula presidente.” Quizá el entusiasmo se adelantó. Si bien Luiz Inácio Lula da Silva, el candidato del Partido de los Trabajadores, obtuvo el mayor número de votos en la elección presidencial brasileña del 6 de octubre, todavía tendrá que atravesar por una segunda vuelta electoral para alcanzar la presidencia de la república.

Pero es poco importante que los perredistas se hayan adelantando. Lo más probable es que Lula consiga el triunfo definitivo en los comicios del 27 de octubre en que se enfrentará con el candidato José Serra, del Partido Social Democrático brasileño. Lo significativo es el entusiasmo que el éxito de Lula, en su cuarto intento por llegar a la presidencia, ha generado en la izquierda de México.

No sorprende que el fin de semana pasado el ya tres veces candidato a la presidencia de México, Cuauhtémoc Cárdenas, haya estado en Brasil para apoyar la candidatura de Lula. Si bien Cuauhtémoc ha señalado que no promoverá su candidatura presidencial en el 2006, el mensaje parece ser: si la cuarta fue la vencida para Lula, ¿por qué no para Cuauhtémoc?

El PRD ha festejado por adelantado el previsible triunfo de Lula porque encuentra aquí una señal de que una victoria de la izquierda es posible en Latinoamérica y en México. Pero quizá los perredistas deberían ser más cautelosos. El triunfo de Lula implica más riesgos que oportunidades para la izquierda en México y en Latinoamérica. Si las esperanzas que este candidato ha generado se ven decepcionadas, el resultado podría ser terrible para la izquierda.

La verdad es que ésta no es la primera vez que un socialista accede al poder en Iberoamérica. Pero los resultados de los gobiernos de izquierda han sido muy diversos. El régimen de Juan Domingo Perón en la Argentina en los años cuarenta inició un prolongado deterioro de la que antaño fue una de las más prósperas economías del mundo. Fidel Castro ha aislado a Cuba y empobrecido la economía de su país, pero ha construido buenos servicios de salud y educación. Salvador Allende hundió a Chile en una crisis económica monumental antes de ser salvajemente depuesto por el general Augusto Pinochet en 1973. Alan García destruyó la economía peruana en la década de 1980. En cambio Felipe González, que gobernó España de 1982 a 1996, promovió la apertura económica y mantuvo finanzas públicas sanas con lo que logró una mejoría significativa en el nivel de vida de los españoles.

Actualmente hay dos presidentes de izquierda electos democráticamente en Latinoamérica y los resultados de sus gobiernos han sido radicalmente distintos. Uno de ellos es Hugo Chávez en Venezuela y el otro es Ricardo Lagos en Chile. El primero ha adoptado una serie de medidas populistas que han provocado el desplome de la economía venezolana. El segundo ha gobernado con sensatez y prudencia y ha logrado que Chile mantenga su estabilidad económica en un momento en que todas las economías sudamericanas se están desmoronando.

¿Qué tipo de presidente sería Lula? En esta cuarta campaña presidencial el perenne candidato de la izquierda brasileña ha moderado su retórica, lo cual le ha permitido obtener el voto de muchos centristas cansados de la parálisis económica de su país. Pero hace apenas algunos años Lula amenazaba, como Alan García, con imponer una moratoria a los pagos de la deuda externa brasileña y prometía grandes nacionalizaciones.

¿Será Lula un presidente moderado como Ricardo Lagos o seguirá el radical camino de Hugo Chávez? De la respuesta a esta pregunta dependerá en buena medida el desarrollo de la economía brasileña en los próximos años. Y las consecuencias se harán sentir en la economía y en la política mexicanas.

Es comprensible que los perredistas mexicanos se sientan entusiasmados con el posible triunfo de Lula: un político que demuestra que un izquierdista puede ganar una elección presidencial en Latinoamérica y puede hacerlo en un cuarto intento. Pero el riesgo que corre la izquierda mexicana con la presidencia de Lula es importante. Si éste fracasa, las posibilidades de un triunfo perredista en el 2006 se verían profundamente afectadas.

Mitterrand

El socialista Francois Mitterrand llegó a ser presidente de Francia en su tercer intento, en 1981. En un principio aumentó el déficit presupuestario y llevó a cabo grandes nacionalizaciones, lo que provocó un desplome de la economía francesa. Enmendó el camino a partir de 1983 y para el fin de sus dos períodos, en 1995, sus políticas eran ya indistinguibles de las de los mandatarios liberales europeos.

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