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Lucha unitaria/Plaza Pública

Miguel Angel Granados Chapa

Si no se queda en la movilización física de ayer, es seguro que la integración de un polo de lucha unitaria marque una modificación sustantiva del activismo social en México. Es que por primera vez en la historia —o por lo menos en el último medio siglo— no se había producido una conjunción de miras y esfuerzos entre agrupaciones muy diversas y con capacidad real de acción política y social.

Primero ante el Monumento a la Revolución, por la mañana; y por la tarde en una marcha que fue del Zócalo a San Lázaro, se reunieron integrantes de El Barzón, el Congreso Agrario Permanente, el Frente Sindical Mexicano y la Unión Nacional de Trabajadores. Conviene precisar de quiénes se trata para valorar el manifiesto que emitieron ayer y rigió su concentración y su caminata.

El más antiguo de esos agrupamientos es el Congreso Agrario Permanente. Y es también el más desgastado, porque corresponde a formas antiguas de organización campesina, aunque algunas de las centrales que lo integran han tenido capacidad para modernizarse y adecuarse no sólo a las nuevas condiciones políticas del país sino también a las exigencias económicas de la producción rural. Sin restar importancia a ninguna de las agrupaciones reunidas en el Congreso (aunque algunas son meros membretes o despachos personales de tramitación agraria), la verdadera importancia que tendría la presencia del CAM en este frente de frente provendrá de la actitud que asuma en los hechos la Confederación Nacional Campesina, la principal de sus adherentes. La CNC ha favorecido la movilización de sus uniones de productores, afectadas por problemas de mercados y precios, y por lo tanto no es ya el mecanismo de contención y control que fue en el pasado, cuando sus huestes se movían sólo para votar. Habría congruencia en su incorporación a esta lucha unitaria, sobre todo si se considera la creciente autonomía que ha cobrado frente al mando priista, sin dejar de pertenecer a ese partido. Pero ocurre que 76 diputados ante cuya cámara se manifestaron ayer los congresistas pertenecen a la CNC, por lo que en este caso su instrumento privilegiado de lucha es la promoción legislativa de las causas por las que se realiza la movilización.

El Barzón nació hacia 1993 como un movimiento en defensa de deudores insolventes que se propuso la renegociación de la deuda vencida de los productores del campo, muchos de ellos empresarios agrícolas eficientes pero superados por las onerosas condiciones del financiamiento bancario. La crisis de 1995 requirió de este movimiento una mayor extensión y profundidad en sus acciones. Se convirtió en una agrupación del campo y de la ciudad, que a las tareas jurídicas en defensa de los deudores morosos agregó pronto una vasta movilización social y política. Aunque las políticas de renegociación emprendidas por los banqueros auspiciadas por el Gobierno Federal aminoraron las dimensiones del problema, no lo resolvieron por entero, pues persisten sus causas estructurales. Al mismo tiempo que persiste en la defensa de los insolventes (con el lema: debo, no niego, pago lo justo) ha ampliado su movilización en pos de una política de desarrollo rural que rompa el círculo vicioso de la pobreza aun de los productores modernizados.

La Unión Nacional de Trabajadores es la agrupación sindical más dinámica en el mortecino ambiente laboral mexicano. Su principal impulsor ha sido el Sindicato de Telefonistas, que bajo la dirección de Francisco Hernández Juárez salió del Congreso del Trabajo e intentó nuevas formas de agrupación que al fin cristalizaron en la UNT. De ella forman parte sindicatos de gran fuerza como el de los trabajadores del Seguro Social, de la UNAM, el de los pilotos y las sobrecargos de aviación, etcétera.

El más reciente de estos agrupamientos es el Frente Sindical Mexicano, apenas constituido el 18 de noviembre pasado, y cuyo eje es el Sindicato Mexicano de Electricistas. En torno suyo se han unido agrupamientos que tienden o practican el radicalismo, como el Situam o la sección 22 del sindicato magisterial, con sede en Oaxaca. El segmento de mayor importancia estratégica allí presente, aparte el propio SME es el sindicato de los controladores de tráfico aéreo.

Cada uno de estos frentes dispone de su fuerza propia y actúa en promoción de sus respectivos intereses. Parece, sin embargo, que han encontrado una plataforma común que se expresará por lo pronto en una “jornada de lucha, de movilización, de protesta y de propuesta, dirigida a la búsqueda de nuevas opciones para cambiar las políticas económicas y sociales que, no obstante sus fracasos y limitaciones, el gobierno actual se empeña en seguir sosteniendo sin importar los enormes costos que representan para la mayoría de los mexicanos, no sólo en términos económicos, sino sociales políticos y productivos”.

Entre sus exigencias inmediatas se cuenta un presupuesto con enfoque “eminentemente social”. También demandan renegociar el capítulo agropecuario del TLC y abrir una moratoria a su entrada en vigencia. Asimismo se oponen, como lo hizo ya la UNT aisladamente, a la “propuesta Abascal” como se conoce el anteproyecto de ley elaborado en la Secretaría del Trabajo y adoptado como suyo por el Consejo Coordinador Empresarial y el Congreso del Trabajo.

Varios de los integrantes de este nuevo frente de lucha unitaria pretendieron antes reunirse y de hecho emprendieron acciones conjuntas, pero los separaron sus percepciones sobre la táctica. Es de verse si las superan.

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