M I R A J E S
L U N E S
“Ojos que no ven, corazón que no siente.” Esta es una verdad no
como un templo, como una catedral. Por ejemplo: todos los que quieren
algo de los pobres, y que no puede ser más que su voto, pues es lo único
que les han dejado los que una y otra vez se han comprometido a darles
mejor de comer, ¿qué es lo que se preparan a hacer en vísperas de
Navidad? : Aislarse de ellos.
Si los congresistas han venido trabajando como dicen que trabajan
los negros, es decir, hasta caer rendidos, aunque a mi me parece que eso
sería antes, porque lo que es ahora, conquistados duramente sus
derechos, trabajan lo mismo que los blancos, y menos si se puede, más
que nada ha sido por poder llegar oportunamente a sus casas y disfrutar
con los suyos lo que este año hicieran, bono de marcha incluído.
El mismo señor presidente también anda preparándose para
terminar a tiempo y pasar con los suyos la cena de Navidad, en la que
se servirá “guajolote en vez de pavo” porque el primero es mexicano
hasta los muslos y los romeritos no se diga, haciendo una concesión al
bacalao, según dijo su hermano José Fox, así como que la cena será
en San Cristobal. Tan amante como es de los niños a quienes siempre
aparece acariciando, hubiera sido fantástico y muy ejemplar que hubiera
invitado a un centenar de los más pobres a su mesa, predicando su amor
con el ejemplo. Pero, no será así. Algún día un poderoso lo hará.
M A R T E S
Como ustedes saben, Carlo Magno y Harún Al Raschid, dos
leyendas, vivieron a fines del siglo VI y principio del VII, pero algunos
habrán olvidado que fueron amigos, por necesidad de sus personales
poderes, o lo que haya sido, pero lo fueron. Intercambiaban regalos,
y el musulmán con los suyos siempre dejaba con la boca abierta al
cristiano, aunque aquel seguía admirando a éste por las ideas tan
avanzadas que aplicaba en el gobierno de su imperio.
Si ahora es difícil, más lo era en aquellos tiempos tan violentos,
de que la amistad de dos gobernantes durara mucho tiempo. Sus ideas
religiosas los enfrentaron un día. Como suele suceder en las guerras,
sus huestes ganaban y perdían. En alguna ocasión a Carlo Magno le fueron
enviados como prisioneros de guerra varios jefes musulmanes a los que
trató de convencer con pláticas constantes con ellos de que abandonaran
su fe y tomaran la suya. Cuando creyó que estaban listos para el sí, los
invitó a comer. Los sentó a su lado, y antes de que comenzaran a servir
ordenó que introdujeran a los doce pobres invitados para aquel ágape,
gesto que él mismo ponderó como un acto de caridad cristiana.
Comenzó la comida. A los pobres los sentaron en el suelo, y allí
les sirvieron las sobras de los comensales. Al final, Carlomagno preguntó
a los nobles abasidas su opinión sobre lo que habían visto. Le dijeron que
habían estado a punto de convertirse como él se los pedía, pero viendo
aquella humillación para su propia gente, sólo por ser pobres, ello les
afirmaba en la suya. Y así es, amar al prójimo nos resulta difícil.
M I E R C O L E S
Tuve un amigo, hace años, (no se vale decir su nombre porque fue
muy conocido, aunque no fue ni Rafael, ni Donaldo) que era muy
antojadizo, de aquello que de comer encontraba al paso cuando a pie
caminaba por nuestras calles, lo mismo fueran dulces, frutas o tacos.
Se conservaba bien, a pesar de ello. Contra lo que pudiera esperarse
con tal voracidad, no tenía panza. Era alto y de buena figura.
Si ahora viviera este amigo mío y hubiera leído la noticia de ayer
y visto la fotografía que mostraba donde hacen la del uno algunos
comerciantes, o empleados, de la alianza, hubiera devuelto hasta la
primera fruta que se hubiera comido desde niño sin lavar.
De revelaciones ya vamos estando llenos con lo que se nos
ha descubierto en este último par de años; pero, aquello sólo atenta
a los bolsillos de todos; esto otro es un atentado a la salud, y ha de
pasar en todo el país, pues eso no sólo ha de pasar aquí. Y no sólo es
cosa de asco, porque con uno que no esté del todo sano, vaya usted
a saber, los estragos que puede causar en la salud que muerda aquello
sin lavarlo previamente.
Los comelones de calle son una especie vigente. Los hay a
montones, de día y de noche. En la alianza los hay de los que ya se vio,
pero, ¿se puede saber cuantos de los que hacen tacos en las calles
durante el día, se lavan las manos en otra parte, cuando tienen la
obligación de hacerlo? Y si se la lavan en su mismo puesto está peor,
porque allí dizque lavan todo lo que utilizan para servir lo que hacen.
J U E V E S
La Colonia Torreón Jardín es la mejor trazada de la ciudad y, desde
hace años la que tiene sus calles mejor decoradas. A su ejemplo sus
mismas casas cada año lucen mejor. Ya se nota por las noches la afluencia
de visitantes, que crecerán en las noches siguientes hasta el Día de Reyes,
cuando menos.
Aquellos torreoneses que para estos días reciban la visita de
familiares o amigos, seguramente les traerán a ver la iluminación de
de dicha colonia. Si normalmente los que allí viven están orgullosos de
ello, en esta ocasión lo están más que nunca. Lamentablemente, como
nunca falta un negrito en el arroz, ya comenzaron a aparecer el o los
cafres que rompen focos, o se los llevan por el placer de hacer un mal.
Por otra parte, esto no es difícil, pues las autoridades debieran aumentar
su vigilancia por estos días y no lo han hecho, así que si los policías que
tiene asignados para controlar a los automovilistas platicadores de las
esquinas no lo han podido impedir del todo, ¿cómo esperan las
autoridades que pueda también vigilar el alumbrado? de Torreón
Jardín.
La decoración que hoy luce esta colonia no sólo prestigia a
la misma, es un prestigio para Torreón en general. Muchos son los
visitantes que por las noches toman fotografías para llevarse a su
lugar de origen y mostrarlas a sus familiares y amigos.
Las autoridades, aunque se estén yendo deben darle todo el apoyo
y toda la vigilancia que necesita. Esos se espera de ellas.
V I E R N E S
Se cuenta de San Felipe Neri, italiano nacido en Florencia, cosas
muy graciosas. Era muy sencillo, y trataba de tú a todo el mundo desde
el momento en que los conocía, como si fueran amigos de siempre. Era
sacerdote y pasaba todo el tiempo en las calles de los barrios pobres en
busca de necesitados a quienes ayudar. En uno de ellos cierta mujer
estaba enferma. El marido fue en busca del santo, de Pippo il buono,
como le llamaban allí. Lo encontró, lo trajo y entrando en la habitación
de la enferma le gritó:
- ¿Qué haces en la cama? ¿Te parece bien fastidiar a un buen
hombre como es tu marido con tu enfermedad?
Luego se le acercó y le dio un par de bofetadas, que hicieron sanar
a la enferma de inmediato.
De una monja contemporánea del santo se decía que hacía
milagros. San Felipe Neri la quiso conocer y fue a visitarla al convento.
En cuanto la vio, lo primero que hizo fue darle un par de bofetadas. La
monja se enfadó mucho, le llamó grosero y corrió a pedir a la madre
superiora que lo echara de allí. El santo escribió después al Papa que
no hiciera caso de los milagros ni de la santidad de aquella monja, pues
para ser santa le faltaba la virtud principal: la humildad.
Decía que el orgullo era el peor pecado y, para humillarse él iba
siempre vestido de cualquier manera, y a veces daba saltos y hacía
piruetas en la calle, sólo para que se rieran de él. Cuando los hombres se
ríen de nosotros – decía - , Dios nos mira con más amor.
S A B A D O
Como siempre, como todos los años, a Santa Claus al final no le
irá del todo mal. No serán los mismos clientes del año anterior, serán
otros, pero, bueno eso al viejo alegre vestido de rojo le tiene sin cuidado.
Con tal de no tener que regresarse con su trineo cargado de juguetes,
a él da lo mismo quien se los lleve.
Y es que todos los días mucho dinero cambia de manos. Si usted
toma el periódico de cualquier día inmediatamente se dará cuenta de
noticias como las siguientes: “De la corrupción en Pro Campo”, por
ejemplo, lo que significa que algunos niños recibirán mejores juguetes
que el año pasado; de que algunos servidores públicos han sido
inhabilitados, que quiere decir que a lo mejor otros niños no van a recibir
juguetes; y que en Yucatán unos ladrones, a lo mejor ya desesperados
de no haber echo nada en la semana, y no pudiendo conseguir la clave
para abrir la caja fuerte de un negocio de construcción, para no irse
sin nada, cargaron con la caja fuerte y lo que adentro guardaba, que
sus dueños estiman en 4 o 5 millones. Los ladrones no lo creen del todo
porque luego los robados exageran, pero, seguramente piensan que de
no poder abrirla algo pueden sacar vendiéndola como fierro viejo, y eso
llevarán de juguetes a sus hijos, que a lo mejor son más que los que
recibirán los hijos de los robados.
Y DOMINGO
Que tengan feliz Navidad y un Año Nuevo lleno de salud. El próximo
domingo no nos veremos. Un abrazote, y hasta el 2003.