El Cerrito se ha convertido en uno de los centros arqueológicos más visitados del país
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MÉXICO, D.F.- Bautizado como el Santuario Prehispánico El Cerrito, ubicado en la cabecera del municipio de Corregidora en Querétaro, es un sitio arqueológico de gran importancia cuya recuperación conjunta esfuerzos en un proyecto del gobierno del Estado, el mismo Ayuntamiento de Corregidora y el INAH.
Al destacar lo anterior, Daniel Juan Valencia Cruz, investigador del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y coordinador del proyecto arqueológico, explicó que el objetivo es priorizar los trabajos a partir del basamento piramidal y de otras estructuras relevantes del sitio.
En un comunicado del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), el especialista destacó el área como un recinto sagrado de la población, ya que cada cinco años se lleva a cabo en la zona una ceremonia de velación dedicada a “La Virgen del Pueblito”.
Comentó que esta virgen es llevada por la noche, para ser colocada en su altar portátil frente al basamento piramidal y toda la gente se entrega a la oración, por lo cual bautizaron el lugar como el Santuario Prehispánico de Querétaro.
Antes, dijo, esta celebración era sólo una verbena y desde que el INAH tiene bajo su custodia el sitio, se toman medidas de seguridad, pues se trata de una asistencia de unas mil personas. Y en el transcurso de la noche se suman de tres a cuatro mil más.
Agregó que en Semana Santa también se festeja, desde hace una década, una escenificación, equivalente a la representación de los Moros y Cristianos, una batalla denominada “La del Gran Turco y el Capitán”.
Esta batalla era escenificada en una plaza que debió haber tenido una serie de altares. “A raíz de esas dramatizaciones a ese espacio le llaman Plaza de la Danza”, acotó el arqueólogo.
Refirió fuentes documentales según las cuales desde 1632, cuando ya había sido fundado el pueblo de San Francisco Galileo, antecedente del actual Pueblito, los evangelizadores franciscanos encargados de su tarea en esta parte del Valle de Querétaro, “venían para hacer ofrendas y ceremonias en lo que ahora se conoce como El Cerrito”.
Por ello, añadió, le encargaron a Fray Sebastián de Gallegos una imagen de María con la advocación de La Inmaculada Concepción, para que se colocara en el recinto sagrado y contrarrestara la tradición de celebrar ceremonias paganas en ese espacio.
Así, indicó, fue colocada la imagen realizada en caña en un altar dentro de la zona arqueológica, para ser conocida más tarde como “La Virgen del Pueblito” y permanecer al cuidado de la población indígena hasta 1736, fecha en que es trasladada a un santuario construido expresamente para ella en el centro de la población.
El arqueólogo, explicó que la zona de El Cerrito recibe su nombre de su estructura principal, que es un basamento piramidal de características monumentales con aproximadamente 125 metros por lado en su base, y 30 metros de altura.
Según estudios realizados en el sitio, dijo, se trata más que nada de un centro ceremonial que debió estar dedicado a un dios, aún sin identificar. “Las exploraciones realizadas confirman que tuvo una ocupación desde el año 400 ó 500 después de Cristo”.
Añadió que ahí se observa una ocupación de carácter regional que imita mucho las formas cerámicas de Teotihuacán. Sin embargo, “también encontramos una presencia muy intensa para el periodo tolteca; y posterior a esta época se detectan grupos de filiación chichimeca, pero agricultores sedentarios”.
Los elementos arqueológicos encontrados en El Cerrito, acotó Valencia, son esculturas en piedra y algunos tipos cerámicos similares a Tula, lo que hace el tema muy interesante, “porque El Cerrito, al parecer, comparte lo que son todas las expresiones iconográficas de la escultura tolteca, existentes tanto en Tula como en Chichén.
“Estamos pensando que El Cerrito haya jugado un papel muy importante en toda la dinámica mesoamericana para ese periodo”, precisó Valencia.