SALTILLO, Coah.—México ocupa el quinto lugar en el mundo en cuanto a mayor pérdida de vegetación por incendios forestales, depredación y otras causas. El año pasado las conflagraciones en los bosques y selvas, destruyeron aproximadamente 200 mil hectáreas en toda la república. A nivel nacional la zona sureste es la más afectada, reveló el director del Servicio Forestal Nacional, Alberto Cárdenas Jiménez.
Dijo que afortunadamente de esas 200 mil hectáreas, el 75 por ciento corresponde a extensiones de pastos y matorrales secos, y el resto a árboles grandes, por lo que el daño no fue tanto, además de que algunas áreas quemadas se repusieron inmediatamente.
Indicó que el huracán “Isidore” destruyó más de 400 mil hectáreas de árboles grandes, convirtiendo a Yucatán en el estado con mayores daños en su reserva forestal, pero que ya se procedió a la reforestación.
Señaló que para evitar la pérdida de las hectáreas dañadas y para la reposición de la vegetación, este año se reforestaron más de 100 mil hectáreas y que por otro lado los trabajos de manejo forestal sustentable, permitirán que este año se reintegren a nuestra riqueza natural dos y medio millones de hectáreas de flora, “por lo que es más lo que ganamos que lo que perdemos”.
Destacó que proximamente, por primera vez, se empleará en México un avanzado sistema de detección satelital de los incendios forestales, a fin de establecer una rápida respuesta para combatir las llamas, porque en estos casos el tiempo es fundamental.
Explicó que el sistema satelital será instalado y operado por especialistas de la Universidad de Colima, la Comisión Nacional del Agua y el Servicio Metereológico Nacional.
Por otro lado, dijo que se aprobó la nueva Ley Forestal en el Senado de la República, que en los siguientes días se someterá a la sanción de la Cámara de Diputados, y que probablemente será aprobada, ya que recibió la aprobación unánime de los senadores de los diferentes partidos.
Detalló que esta ley contiene cinco puntos básicos; primero, llena huecos legales que había en el anterior ordenamiento forestal; segundo, impulsa un nuevo modelo forestal más preciso y transparente en su manejo; y tercero, crea un verdadero “federalismo forestal”, porque trasmite más facultades a los estados en esta materia y la federación sólo conserva tareas mínimas.
El cuarto punto, vincula estrategias nacionales y estatales en materia de conservación de agua, suelo, bosque y biodiversidad; y el quinto, hace a los proyectos más viables al otorgarles una mayor duración.