El vivir en la zozobra se ha vuelto cotidiano, esto gracias a la tolerancia que otorga el gobierno y que aprovechan los truhanes del sistema antiguo y, cual dinosaurio descabezado patalea, negándose a morir. País el nuestro que con deslices, negociaciones y subastas se debate como si fuera un objeto o pieza que siempre está en un aparador ofertándose a cualquier comprador y mientras la cúpula del Estado y los líderes toman café y hacen acuerdos, al pueblo le toca bailar con la más fea. Líderes que viven en el limbo y se quedaron atrapados en el túnel del tiempo, ofrendando vasallos al monolito, cual si fueran dueños de vidas y almas, con el poder omnipotente que otorgan los puestos, con esa maldita impunidad, prima hermana de la corrupción, que dan los puestos públicos y además el derecho de robar, insultar y burlarse de la nación, sin remordimiento alguno.
Un ¡BASTA! debe ponérsele de una vez a nombre de los mexicanos a todos aquéllos que atenten en forma por demás cínica contra el pueblo, gamberros metidos a líderes que quieren ver al pueblo de rodillas y agarrar al gobierno como al Tigre de Santa Julia en la nopalera. Contaré una anécdota a mis cuatro lectores para no aburrirlos: Don Adolfo López Mateos, aquel presidente de quien contaban que al llegar a su despacho le preguntaba a su secretaria: ¿Qué toca ahora, viaje o vieja?, en uno de sus viajes a Estados Unidos de Norteamérica, al llegar al aeropuerto, acababa de llover y había charcos en el recorrido de la escalinata del avión al hangar donde la comitiva protocolaria gringa le esperaba. Señor, arremánguese los pantalones porque hay muchos charcos- le recomendó su secretario, lo que el presidente de buena gana hizo para evitar mojarse la valenciana. El tramo entre la escalera de la nave hasta donde estaba el presidente Kennedy, López Mateos lo recorrió sorteando charcos, al llegar al cobertizo, ya pisando una mullida alfombra, el secretario susurró al oído del presidente: Señor, bájese los pantalones- se refería a la valenciana. ¡Ah, chin... ¿tanto así les debemos a estos güeros?!- dijo con su humor clásico.
Tal vez metafóricamente Carlos Romero Deschamps, líder gris del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana quiere vernos a los mexicanos con los pantalones debajo de las rodillas y so pretexto amenazó con paralizar Pemex, una empresa de mexicanos y mexicanas, incluyendo los que el día de hoy nacieron.
La pregunta de millones de paisanos es ¿dónde quedaron aquellas promesas de Fox en su campaña de aplastar bichos, tepocatas, culebras y arañas prietas? Y ya como Presidente cuando dijo ¡Hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga, se combatirá la corrupción! Entonces ¿por qué esperar? ¿o sólo fueron propuestas artificiales o una más de las promesas propias de la euforia triunfalista que aún no digiere la cúpula?
Un momento crucial y ejemplo es para el país y los mexicanos el ser testigos de que por fin se dé por terminada la hegemonía gangsteril de tanto líder charro, casi todos malparidos por el PRI y que con el sudor de los obreros se enriquecieron y su fortuna ni sus tataranietos se la podrán acabar. Total esos nefastos y eternos líderes y guías morales “no son reyes, mucho menos dioses”, son simples chupadores de sangre del de por sí escuálido bolsillo de los trabajadores mexicanos. ¿Cuántos más ratas como Romero Deschamps, Montemayor, Juaristi, Cabal Peniche, Caballo, Espinosa Villarreal, por citar algunos, de la nutrida y trivial fauna y flor nacional faltan para que la justicia en este país despierte?
No me cabe la menor duda que los días para Carlos Romero Deschamps están contados como líder en un poder de grupos dentro del más corrupto y poderoso sindicato (no el más grande, pues ése está en manos de Gordillo y se llama SNTE). El desistirse de la huelga en esta empresa mexicana habla bien de los priístas que por primera vez se despojan de la soberbia partidista y defienden algo que por muchos años estuvo presente en ellos que es el patriotismo. Lo de Fox sin duda es algo muy lejano de lo que hizo el matagatas Salinas de Gortari, cuando encerró a Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, que más que rescatar la dignidad del sindicato fue una de sus tantas venganzas maquiavélicas por motivos de poder. En ese tiempo Salinas de Gortari a los trabajadores les endilga otro líder tan o más corrupto de nombre Sebastián Guzmán Cabrera (sacó a un tigre cebado y metió a un lobo con rabia), un hombre con facturas aún por pagar ante la nación y al mismo sindicato. Salinas también en el SNTE sacó a Jongitud y coronó a la Gordillo.
¡Un hasta aquí! de una vez por todos deberá ponérsele a cualquier hijo de vecino, a esa “cofradía de chacales” que atente contra los trabajadores, el gobierno y la nación misma, en aras de negociar su ineptitud y corrupción. Ojo mucho ojo, a los preclaros e ínclitos dueños del Poder Legislativo, diputados y senadores, de una vez por todas terminen con ese FUERO de impunidad que otorgan los puestos públicos, porque el pueblo ya está cansado de vivir en la zozobra y ser rehén de profesionales del caos, una población harta de tragedias domésticas, alentadas por toda una corte de vivales, que se alzan cual Atila arrasando todo en pleno siglo XXI.
Más de lo mismo
Por centésima vez se evidencia en nuestro país la falta de prevención ante los factores naturales y el trillado discurso sobre un fondo de contingencia es letra muerta y cada vez que llueve o deja de llover se desnuda la pobreza de nuestros hermanos que viven en un paraíso, donde Pemex cada día les roba la riqueza. ¿Por qué no hacer que Carlos Romero Deschamps y compañía devuelvan el dinero que se robaron y éste se destine a nuestros hermanos afectados por Isidore? Nuestro querido y amado México sigue siendo un país lleno de paradojas e inmerso en surrealismos.
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