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Mezcla de lo cristiano con lo pagano la tradición del Árbol de Navidad

Carmen Mondragón Jiménez

México (Notimex).- Los primeros registros históricos del árbol de Navidad, uno de los símbolo más universales y representativos de la época, son anónimos de origen germano y datan de 1605, según los cuales se instalaban abetos altos y verdes en los salones de Estrasburgo, donde se colgaban rosas de papel de colores.

Bajo sus frondosas ramas, naturales o artificiales, con esferas de todos los colores, se daba cobijo a los regalos de 'Papá Noel' y en ocasiones se montaba un nacimiento con el pesebre en espera del Niño Jesús.

Sin embargo, toda vez que mezclaba lo pagano con lo cristiano, la idea no era aceptada por todos y molestaba a algunos teólogos, quienes rechazaban esa expresión "irrespetuosa" y decían "No sé de donde viene esta costumbre; es un juego de niños... será mejor dirigirlos hacia Jesús, el árbol espiritual".

Empero, las reprimendas ocasionales emitidas desde el púlpito no pudieron detener esta idea. Para 1737, Karl Kissling, profesor de la Universidad de Wittenburg, comentaba la tradición de prender velas alrededor del árbol y colocar bajo éste, regalos para la familia.

Así, la tradición del árbol de Navidad deja semillero en los países nórdicos durante las primeras décadas del siglo XIX, primero en Finlandia y luego en Noruega y Dinamarca. Su difusión por el resto de Europa y su exportación al continente americano, se da cuando la reina Victoria y el príncipe Alberto llevan un árbol de Navidad al castillo de Balmoral, acto que también suscita réplicas inmediatas por parte de sus súbditos.

En España, no obstante, se consideró por muchos años como una abdicación de los valores autóctonos, de signo inequívocamente cristiano, por eso fue combatido desde todas las instancias.

Rusia, Italia, Holanda e, incluso, Estados Unidos, fueron los siguientes países conquistados por el llamado "espíritu navideño", pero con un carácter mucho más popular yo uchoa d ded, era un galicismo cultural o un invento anglosajón, que parecía condenado al fracaso, mas no fue así. Al paso del tiempo, se incorporó a los festejos de las posadas y la representación del nacimiento de Jesús, y hoy día igual se mezcla la escarcha artificial, que pastores para venerar al Niño Dios.

Es por ello que además se le incorporaron diversas virtudes cristianas, ligadas a cada uno de los elementos que lo adornan, y que pretenden profundizar en el misterio de la natividad-encarnación.

El árbol de Navidad alude de alguna manera al paraíso terrenal, de cuyo fruto comieron Adán y Eva, los primeros seres humanos que desobedecieron a Dios. Por tanto, lleva al origen del pecado y la fe en la llegada del Mesías, que trae el don de la reconciliación.

La luz del mundo que ilumina las vidas de todos los seres se representa mediante las luces, que descubren el camino de peregrinaje a la casa de Dios padre. La estrella, evoca a la que se posó hace más de dos mil años en Belén, para el nacimiento del niño Jesús; y los regalos colocados bajo el árbol simbolizan los dones con los que los reyes magos lo adoraron. Es así que junto a otras tradiciones, de origen nacional o extranjero, esta se guarda y fomenta como patrimonio cultural. El árbol de Navidad, representa raíces históricas propias de la humanidad.

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