Los Ángeles, E.U.- Michael Jackson parece haberse dedicado este año a coleccionar situaciones embarazosas.
Primero, el rey del pop denunció públicamente a su sello Sony y acusó a su principal ejecutivo Tommy Mottola de racismo cuando las ventas de su álbum no alcanzaron los niveles esperados.
Luego mostró a su hijo desde el balcón de un hotel de Berlín. Y en una serie de comparecencias recientes ante un tribunal, su aspecto pareció cada vez más estrambótico.
Las audiencias de una demanda presentada por un promotor musical contra Jackson se reanudan el martes, en momentos en que la conducta extravagante del artista de 44 años ha eclipsado una vez más su talento musical.
“Justo cuando uno piensa que ya ha llegado al máximo en sus errores, Michael Jackson halla una manera -una manera creativa, sin precedente- de hacer algo todavía peor”, dijo Michael Levine, experto en relaciones públicas que representó a Jackson en 1993.
La prensa sensacionalista acusó al rey del pop de conducta temeraria por poner en riesgo la vida de su hijo, al que zarandeó en el balcón de su hotel de Alemania, a donde había viajado para aceptar un premio. La habitación de Jackson se hallaba en un cuarto piso.
El artista calificó el incidente de un “terrible error” y las autoridades berlinesas declararon que el hecho no era punible.
Una abogada de California, Gloria Allred, ha pedido al estado que investigue el caso, pero los funcionarios estatales han dicho que es muy poco lo que pueden hacer en torno algo ocurrido fuera de su jurisdicción.
Muy poco se sabe acerca del hijo que Jackson mostró en el balcón, que ha sido bautizado Prince Michael II y cuya madre no ha sido identificada.
El primer hijo del cantante, Prince Michael I, de cinco años, y una hija de cuatro años, Paris, nacieron durante su matrimonio con Debbie Rowe, la enfermera de su cirujano plástico. El matrimonio se disolvió en 1999.
Jackson suele llevar a sus hijos con los rostros cubiertos por un paño cuando los saca de casa, y él mismo se coloca una mascarilla médica cuando anda por la calle.
Pocos días antes de zarandear al niño en el balcón, Jackson había prestado testimonio en California, en una demanda por 21 millones de dólares presentada en su contra por el promotor de conciertos Marcel Avram, quien acusa al cantante de ruptura de contrato por no presentarse en dos espectáculos anunciados para las fiestas de Año Nuevo de 1999.
Jackson sostiene que fue Avram quien canceló los contratos por preocupaciones acerca de su lucratividad.
El artista dijo que las escasas ventas se debían a la falta de promoción de Sony Music, pese a que el sello gastó alrededor de 25 millones de dólares en hacerle propaganda a Invincible.
En rueda de prensa convocada en julio, Jackson dijo que Tommy Mottola era “un malvado, un racista, y muy, muy, muy diabólico”.
El sello Sony respondió diciendo que sus ejecutivos estaban “profundamente ofendidos por tales comentarios indignantes”.
Las denuncias de Jackson fueron consideradas como un acto desesperado del artista y un intento de explicar así su declinante popularidad.