CEDUNA, Australia .- Miles de asombrados espectadores gritaron y aplaudieron el miércoles al observar cómo la Luna opacó al Sol en un espectacular eclipse solar.
"Fueron los 30 segundos más sorprendentes de mi vida; un anillo reluciente blanco purpurino", comentó Iván Blajer, que llegó de la capital australiana de Canberra para presenciar el eclipse de 30 segundos.
Unas 20.000 personas de todo el mundo acudieron a la localidad pescadora de Ceduna, donde el desierto sur australiano llega al océano, uno de los dos lugares en el país desde el que fue visible el eclipse total.
En Sudáfrica, donde un equipo de científicos de la NASA captó el acontecimiento, los animales salvajes continuaron su rutina al cubrir la oscuridad la sabana. Miles de turistas extranjeros con potentes binoculares y sudafricanos ataviados con vestimentas tradicionales se disputaron los mejores lugares para ver el fenómeno en el mayor parque natural del país.
"Ahí está, el momento mágico", dijo el ama de casa sudafricana Cherry Hochfelden.
Multitud de cámaras montadas en trípodes captaron el fenómeno, en medio de los aplausos y brindis de los curiosos. Varias mujeres de la tribu venda, con brazaletes de metal hasta los codos y adornadas con paños de colores, contemplaron el eclipse protegidas por lentes ahumados.
Algunos observadores lamentaron el cielo encapotado que habría podido ocultar el fenómeno solar, aunque a último momento las nubes se disiparon.
"Es lindo ver el efecto que nos rodea, pero desde el punto de vista astronómico no tiene una gran utilidad", dijo el esposo de Hochfelden, Gavin, banquero de inversiones.
El eclipse cruzó Angola, Zambia, Zimbabue, Sudáfrica y Mozambique antes de cruzar el Océano Indico rumbo del sur de Australia.
La costa de Ceduna estaba copada por los telescopios, cámaras y trípodes al mediar la tarde, cuando la Luna comenzó su periplo de una hora frente al Sol. A cinco minutos del eclipse total -- los 32 segundos en los que el astro rey quedó completamente opacado -- la penumbra atenazó la bahía.
La multitud bailó y profirió vítores al reaparecer el Sol.
"Es emocionante ver la oscuridad en la mitad del día cuando uno sabe que debería brillar el Sol", afirmó el profesor Jay Pasachoff, que encabezó un equipo de 22 científicos de la Universidad Willams College, del estado norteamericano de Massachusetts, para estudiar el fenómeno.
Mientras el Sol, cubierto aún por la Luna, se ponía en el mar, los admiradores del fenómeno se dispersaron por la ciudad para festejar el acontecimiento.
"Treinta segundos no fueron suficientes", afirmó Darren Osborne, que confesó haber visto su primer eclipse. "Es algo que causa adicción".