Este fin de semana pasado, cuatro y cinco de octubre, el distrito Rotario 4110 al cual pertenece nuestro Club Rotario Torreón, vivió una fiesta de juventud, teniendo como sede conocido hotel de la localidad. Recibimos a más de 200 jóvenes de los distintos Estados del distrito, interesados en un Intercambio Internacional por el lapso de un año.
De ellos más de 50 eran extranjeros que se hospedan con una familia Rotaria desde hace más de dos meses, ya que el intercambio lo iniciaron con el ciclo escolar para no perder sus clases como correspondería a su país. Las manifestaciones de sus experiencias en nuestra patria son realmente maravillosas: Los alemanes en su poco español hablan con mucho entusiasmo de sus anfitriones de Chihuahua; los japoneses no se quieren ir de sus casas en Zacatecas; los ingleses están muy complacidos con sus familias adoptivas en Aguascalientes; los franceses, brasileños, hindúes y tailandeses hablan muy bien de Saltillo y Torreón. Todos reconocen los valores del pueblo mexicano, la unidad familiar y en forma especial les fascina la cocina de nuestra nación.
Indudablemente la experiencia de compartir una nueva familia, una nueva cultura, un nuevo idioma, con nuevos amigos, entre adultos y jóvenes como ellos, son situaciones que influirán de manera definitiva en sus vidas.
Las experiencias de los ex intercambistas (Rot-ex) en nuestro país, Estado y ciudad se cuentan por miles y aún platican con mucha nostalgia que ese año vivido en el “Intercambio” ha sido siempre un año especial, en donde tienen en otro continente, una familia, cultura y amigos que los recibieron con los brazos abiertos y los adoptaron como otro hijo más de la familia. Algunos de ellos, todavía conservan comunicación con sus casas temporales de ese evento.
El intercambio de jóvenes es uno de los programas más populares para promover la comprensión internacional y desarrollar amistades duraderas. Este programa comenzó en 1927 con el Club Rotario de Niza, Francia.
En 1939 se creó un amplio intercambio de jóvenes entre California y Latinoamérica. Desde entonces el programa se ha desarrollado por todo el mundo. En años recientes, más de 7,000 jóvenes han participado anualmente en programas de intercambio, patrocinados por Rotary.
Las edades de estos muchachos y muchachas es de 15 a 18 años, de tal manera que puedan llegar a escuelas con grados equivalentes a la secundaria o preparatoria de nuestro país.
Increíblemente es tal la cooperación entre estos jóvenes que no se les dificulta el aprendizaje del idioma extranjero, por muy alejado que se encuentre de las raíces latinas.
Así vimos cómo jóvenes de nuestro distrito relataron sus experiencias en japonés, tailandés, coreano, hindú, alemán e inglés, y no se diga italiano, portugués y francés, más cercano de la rama grecolatina de las lenguas.
Los valores vividos por estos jóvenes no sólo lo experimentan ellos, sino también las familias anfitrionas, los clubes patrocinadores con quienes conviven en forma frecuente, las escuelas receptoras y la comunidad en general que aprende de ellos.
Conocimos el caso de una chica norteamericana que fue relatado por un padre anfitrión, que se negó a ir a la guerra contra Irak en la llamada “Tormenta del Desierto”, argumentando que no podría pelear contra su familia adoptiva que la tuvo de intercambio unos años antes, y con la que conservaba una comunicación y amistad estrecha.
Éstos son los verdaderos beneficios del intercambio que, por otra parte, es una actividad práctica en lo académico y para el enriquecimiento de la compresión y la buena voluntad de las naciones.
Felicidades a los compañeros Rotarios del Distrito encargados de este evento, hay mejores augurios por aumentar a más de 100 los intercambios en este año y todos esperamos lograrlo con la participación de los clubes padrinos y encargados del Servicio Internacional. “Sembremos la semilla del amor’’. nacho1948@hotmail.com