Muchos dudan de la existencia de los seres extraterrestres. Yo no. ¿Cómo voy a dudar si los he visto? Era niño aún cuando miré el primero: apenas si levantaba un palmo de la tierra; sus movimientos eran lentos y sinuosos. No se me olvidan sus ojos, de un raro color entre verde y amarillo. Había desprecio en su mirada, estoy seguro. Para él era yo un ser inferior.
A una de esas criaturas le ha dado por venir todas las tardes a mi casa. Cuando cree que no la mira nadie baja por el alero del jardín y va hacia el plato donde mi perro, el Terry, tiene sus croquetas. Las moja en leche y se las come. Luego trepa otra vez por la pared y desaparece.
Muchos dudan de la existencia de los seres extraterrestres. Yo no. ¿Cómo voy a dudar si los he visto? Miro a los misteriosos gatos, tan extraños y ajenos a nosotros, y digo que no pueden ser de este planeta.
¡Hasta mañana!...