Llegó la Muerte a buscar a doña Matildita. Ciertamente era tiempo de que la buscara, pues doña Matildita había llegado ya a la ancianidad.
Llamó a su puerta y nadie abrió.
-¿En dónde está Matilde? -le preguntó la Muerte a una vecina.
-Anda con las cabras -le respondió ella-.
Se fue la Muerte y regresó al cabo de algún tiempo. Tampoco esa vez halló a Matilde en su jacal.
-¿A dónde fue? -preguntó.
-Está ordeñando la vaca -le dijeron.
Pasaron unos meses y volvió la Muerte. Matilde había salido.
-¿Dónde anda? -preguntó la Muerte.
-Llevó a los animales a tomar agua.
-Me doy por vencida -masculló la Muerte-. Esta mujer siempre anda haciendo algo.
Y así diciendo fue y se llevó a otra mujer que nunca hacía nada.
Este cuento se narra por las noches en las cocinas del Potrero. Doña Matilde lo oye y ríe por lo bajo mientras atiza con un palo las brasas del fogón.
¡Hasta mañana!...