Uno de mis mayores héroes es Maximilano. Siento amor por la poética figura de ese hombre desdichado -marino soñador- que vino a México a encontrar su muerte.
Leo una página escrita de su mano: "... ¡Qué lástima que la belleza no pueda florecer al lado del dios Marte! En el ameno bosque de Calpulalpan, entre el silbido de las balas que me pasaban cerca, vi algunas mariposas hermosísimas...".
Un gran río es la Historia. Entiendo que en su corriente se hayan ido los sueños de aquel infortunado príncipe. Fue, sin embargo, un hombre bueno que amó con entrañable amor a México, su nueva patria, y quiso lo mejor para los mexicanos. No merece las diatribas con que lo envileció el libelo de la historiografía oficial. Si conociéramos bien a Maximiliano lo entenderíamos y sentiríamos pena por la fatal desgracia que se abatió sobre él.
¡Hasta mañana!...