Iba al mercado la lechera con su cántaro. Vendería la leche, iba pensando. Con el dinero compraría gallinas que le darían huevos. Los vendería y compraría una ternera que luego sería vaca y le daría más terneros. Con su venta se compraría una casa. Y, dueña de casa ya, no le sería difícil encontrar marido.
En eso iba pensando cuando tropezó. Se le cayó el cántaro y se rompió en pedazos. ¡Adiós leche, gallinas, huevos y terneras! ¡Adiós casa y marido!
¿Adiós? Por poco tiempo. Se le rompió el cántaro a la lechera, pero el sueño no se le rompió. Al día siguiente volvió al mercado, vendió la leche y compró unas gallinas. Ahora vive con su marido y con sus hijos en una hermosa casa. Cuando tienes un sueño, y trabajas para volverlo realidad, todo lo demás se dará por añadidura.
¡Hasta mañana!...