Las palabras son hermosas. Quizá por eso se las lleva el viento.
Una bella palabra es "coco". La usó López Velarde en una de sus metáforas de asombro: "... Oigo lo que se fue, lo que aún no toco, / y la hora actual con su vientre de coco...".
Dicen los intérpretes del jerezano que la expresión "vientre de coco" alude a la hora que vivía el país cuando el poeta escribió La Suave Patria. Esa hora estaba preñada de graves acontecimientos.
Otro poeta, el padre Joaquín Antonio Peñalosa, encuentra en la voz "coco" la sugerencia del fantasma inventado para dar miedo a los niños. La patria, entonces, estaría "empreñada de terror y miedo".
Yo doy con una idea que une las dos interpretaciones. El diccionario de la Academia hace derivar el nombre del coco, fruto, del nombre del coco, fantasma. Explica que el coco se llama así "porque la cáscara del fruto con sus tres agujeros semeja una cabeza con ojos y boca, como la de aquel fantasma infantil".
Quizás el viento se lleva las palabras, pero siempre las trae de regreso.
¡Hasta mañana!...