Este pájaro es bello y es letal. Le llaman madrugador porque es el primero que canta en la mañana. Su canción es proclama de vida y anuncio de la muerte. Cae sobre la mariposa y la libélula, y un instante después esos adornos del cielo ya no son.
Ahora el pájaro madrugador está sobre una rama. Espera, inmóvil, a su siguiente presa. Allá viene. Es un abejorro. Le quedan, como a nosotros, unos cuantos segundos de vida.
Arriba, por el corredor más alto del aire, va un halcón. El pájaro madrugador devorará al abejorro. Poco después el halcón devorará al pájaro madrugador.
Yo miro los dos actos del drama: el abejorro muerto por el ave; el ave asesinada por el mortal halcón... Ahora el destino me ve a mí. Sus ojos son los mismos ojos con que el pájaro madrugador miró a la libélula; los mismos con que el halcón miró al pájaro madrugador. Tercer acto, tercero... Principiamos.
¡Hasta mañana!...