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MIRAJES

POR EMILIO HERRERA MUÑOZ

L U N E S

Nuestro gobierno está como aquel programa televisivo que se proyectó nacionalmente una porra de años, tanto y al final con tan poca imaginación que el público acabó llamándolo “Siempre lo mismo”. Y así los señores que actualmente manejan nuestros centavos, cuyas cuentas jamás les cuadran, pero que tampoco se les ocurre otra manera que no sean más impuestos, es decir “Siempre lo mismo”, sobre lo que sea, sobre las mismas cosas, para lograrlo, lo que quiere decir que a estas horas ya estamos pagando impuestos sobre impuestos. Díganlo si no los dos últimos de que se habla: la gasolina y el pan.

¿En rigor de verdad, todos los que actualmente figuran en las nóminas federales, estatales y municipales estarán desquitando lo que cobran? ¿Por qué no ordenar que se coteje estrictamente este renglón? Estoy seguro que a nivel nacional, y más en la capital, por allí se encontrarían grandes cantidades para ahorrar que resolverían problemas urgentes del país.

Hay una institución que fue brillantísima en su tiempo, que nos dio muchas satisfacciones, pero que lamentablemente se ha deteriorado de tal manera, que una carta que hace años tardaba tres o cuatro días en llegar de la capital a la provincia, hoy tarda veinte, como ésta de ADT Security Service, fechada el 1 / 10 / 02, que acabo de recibir. Me refiero al Servicio de Correos. ¿Qué caso tiene mantener este servicio? ¿Y cuántos millones se ahorraría el gobierno cerrándolo? Y así por el estilo. Es cuestión de comenzar a buscar por otros lados, y no irse siempre a lo fácil de los impuestos.

M A R T E S

Uno de los problemas que se encontrará de buenas a primeras el señor Anaya cuando proteste como presidente de nuestra ciudad, es el del transporte público, que por trienios se ha resuelto de la misma manera: concediendo aumento a los pasajes y dando crédito a la palabra de los camioneros de modernizar sus unidades, condición que, salvo pocos, nunca han cumplido.

Preparándose para lo de todos los años, los camioneros ya han pedido un aumento en el pasaje que casi doblaron en la actual administración, pero que, de golpe, quieren elevar de lo que actualmente cobran $ 3.30 / $ 3.50 a $ 5.00, que no estaría mal si le dieran al público el servicio y las comodidades que han ofrecido cuando les concedieron los anteriores aumentos.

Algo que salta a la vista es que no todos los camiones merecen cobrar el mismo pasaje. Algunos camioneros deben aceptar que los suyos son de segunda, por decirlo de alguna manera, y que, por lo tanto deben cobrar un pasaje menor, lo que sería justo para los dueños de los mejores. Para que esta diferencia salte a la vista unos deben ser pintados totalmente de un color y otros de otro. Si se quiere cobrar como de primera, hay que ofrecer la comodidad de primera. Así de sencillo, aunque no de fácil; pero, ¿por qué el usuario va a pagar a todos lo que no todos le dan a cambio de su dinero?

M I É R C O L E S

Por supuesto, se necesita estar loco para dedicarse a cazar indiscriminadamente seres humanos con un rifle de alto poder, pero no se puede negar la inteligencia de ese loco asesino que es capaz de permanecer libre, evitando ser atrapado; después de sus, hasta ahora, nueve crímenes ha traumatizado a la policía y habitantes de Washington que ya tienen miedo de permanecer quietos, sin moverse, en las calles de la ciudad, pues eso les puede convertir en blanco del francotirador.

Es curioso, por otra parte, que, al mismo tiempo que se maldice y condena de una manera unánime a este solitario criminal, no suceda lo mismo frente a la obsesión de Bush y de Powell de invadir a Iraq para instalar un protectorado a su gusto, con lo que no sólo los iraquenses no están de acuerdo, tampoco otros países del mundo.

Sea lo que sea, lo que pase a final de cuentas en aquel país, el problema no terminará, se puede estar seguro de ello, sin que la sangre corra. Sí sólo corre la de una parte, y esto es aplaudible y satisfactorio para el mundo, no se sabrá hasta que ocurra; pero, lo que quedará claro es que el prójimo no existe; si de los dos, se volverá a confirmar que la razón sigue teniéndola el más fuerte.

J U E V E S

Hacer reír, creo que dijo Voltaire, es obra de grandes ingenios. Yo no sé si los diversos payasos con los que yo me reí de niño lo eran o no, pero de que me desternillaban de niño de tanto reírme con lo que hacían y decían, lo mismo que a mi tío Manuel, que era quien me llevaba a verlos al circo Beas, eso lo recuerdo bien.

Como recuerdo lo que me contaba de uno llamado Grock que vio en Europa. Me decía que de él se contaba que la primera vez que salió en un circo a hacer reír a la gente, tan no lo logró que el empresario le propuso que mejor se dedicara a domador de leones. Pero el payaso no le hizo caso y le pidió le diera una segunda oportunidad.

En su segunda salida, en un momento dado, sonó una carcajada.

Grock estaba tan aturdido que, al oírla, echó a correr. Y con aquella carrera hizo reír a muchos. Así empezó. En la tercera salida ya tenía un amigo escondido entre el público. Salió, dijo una tontería cualquiera y el amigo soltó una carcajada ruidosa. Grock hizo como que se asustaba y echó a correr. Y este truco le sirvió, al parecer, durante muchos de sus primeros años.

A un periodista le contestó que lo que se proponía era hacer reír a la gente, y como le pareciera a aquél la cosa más fácil del mundo, lo retó a que apareciera esa noche en el espectáculo, vestido y maquillado como quisiera, y que hiciera reír más o menos a todos en no más de diez minutos. El hombre no aceptó, y si lo hubiera hecho de seguro habría fracasado.

V I E R N E S

Con el tiempo, el comercio ha ido y vuelto en sus sistemas de venta. Cuando el tiempo no era oro, como llegó a serlo, la gente discutía los precios hasta llegar a ponerse de acuerdo en uno sobre lo que fuera. En aquel entonces, nos cuenta José María Pemán, en la Feria de Jerez se defendía esa “fantasía de comprar y vender y mercar, / entre risas, fiestas y alegría / juntando a la par / negocio y poesía . . . / Un modo elegante / de comprar y vender. / Se le oía decir a un tratante: / Hay que ser inglés / “pa” hacer un negocio / poniéndole a un socio / un parte con veinte palabras “medías” / que cada palabra cuesta un “dinerá”: / Compro vagón muelle cinco “tonelás”. / Stop. Urge envío . . . ¡Qué cursilería! / En Andalucía, / con veinte palabras no hay ni “pa empezá” . . .

Pero, luego, como el tiempo se puso sus moños, vinieron los precios fijos, lo toma o lo deja, porque hacer descuentos, ¿sabe usted? cuesta un dineral: Y echaban cuentas: Tomando como base una utilidad bruta de 30 por ciento, la reducción de un 5 por ciento requiere de un 14 % más de volumen de ventas y el manejar un 20 por ciento más de mercancía. Y por allí se iban: rebajar 20 por ciento de descuento requiere aumentar 140 por ciento su volumen de ventas y el manejo de 200 por ciento más de mercancía. Así que imagine usted lo que los comerciantes necesitan vender e invertir cuando nos hablan de descuentos de 50 por ciento. Por eso cuando Wanamaker, hace 140 años abrió su primer almacén, de los 24.67 dólares que fueron la venta de su primer día, invirtió los 24 en publicidad y los sesenta y siete centavos los dejó para tener cambio al día siguiente. En fin, no obstante estas discrepancias, el comercio es eterno.

S Á B A D O

Cuentan de Erasmo de Rotterdam, autor del famoso libro “Elogio de la Locura”, que un día fue invitado por Enrique VIII a establecerse en la corte.

En aquellos días (1467/ 1536) los sobernos competían en tener filósofos de fama entre sus cortesanos. Pero Erasmo no acepto la invitación. Dijo: “La vida de las cortes es una espléndida miseria y un simulacro de felicidad; no me interesa.

Más tarde lo invitó Francisco I de Francia, y el filósofo tampoco aceptó la invitación. Dijo entonces: La vida cortesana es como los tapices, que más bonitos parecen vistos de lejos que de cerca.

Erasmo en su “Elogio de la Locura” dejó malparados a los monjes y a los teólogos . Ellos elevaron sus quejas a Roma y el Cardenal Ximénez les contestó: “O hacedlo vosotros mejor, o dejar hacer a aquéllos a quienes Dios ha dotado de ingenio suficiente para ponerse en solfa a todos.

Y D O M I N G O

Una mujer es capaz de perdonar un día sin gasto; jamás un día sin caricias. JOSÉ LÓPEZ BERMÚDEZ.

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