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MIRAJES

POR EMILIO HERRERA

L U N E S

Ya comenzaron los vendedores ambulantes a crecer y multiplicarse. Fue allá, por la década de los setentas que esto comenzó a convertirse en problema. Porque no era que antes no se pusieran, también lo hacían, Incluso venían de otras ciudades; pero, pasada la Navidad comenzaban a retirarse, y los que no, sabían que su permiso vencía el Día de Reyes, así que el día 7 de enero sólo debían instalarse los que tenían esa concesión, y esos pocos, sólo se ponían en la acera de la Hidalgo que mira al norte.

Sin embargo, algo pasó que dio principio al crecimiento de los vendedores ambulantes, que no ambulan. Sería codicia de alguien, o debilidad de carácter del que pudo haber parado lo que empezaba y no lo hizo. Ahora, los vendedores ambulantes se han vuelto una fuerza política con la que, desde entonces, no pueden los presidentes municipales, y lo único que ha podido hacer el que más ha podido fue que en su trienio no aumentaran.

En algunas ciudades los descuidados centros tradicionales de comercio vienen tratando de recuperarse reinvirtiendo, pero, en Torreón, ¿quién va reinvertir y a mejorar sus calles y sus fachadas en un intento de recuperar clientela mientras este comercio ambulante, que no ambula, permanezca en sus calles dándoles mala vista y dificultando el estacionamiento?

M A R T E S

Problema que se arregla con dinero, no es problema, solía decir, un amigo mío, en aquellos tiempos en que unos más que otros, todos andábamos comiéndonos el mundo, Ah, pero, que no te agarre sin lana la vida porque, entonces, hasta los perros te confunden con un poste.

Esto nos pasa por ahora en México. Pero, lo peor es que hay, además, una gran desconfianza general: La presidencia pensó en un momento dado que a todos sus gobernadores podía quitarles de buenas a primeras X millones de pesos sin que pasara nada, o al menos sin que dijeran esta boca es mía, pero, se equivocó y no sólo le reclaman ahora los milloncejos escamoteados, sino que se le pusieron bravos (ya se sabe que en bolita todo mundo lo es), y le están exigiendo una serie de cosas que no esperaba.

Entre las cosas que le están pidiendo ahora es que cada Estado pueda tener su propia lotería estatal, cosa que, seguramente, no va a poder negarles, puesto que es algo que, con anterioridad, el gobierno le concedió a la misma Iglesia, quien desde hace dos o tres años tiene su Lotería Guadalupana.

Y para demostrarle que por haber olvidado aquel consejo de Napoleón que dejó dicho que para vencer hay que dividir, y en lugar de ello los citó a todos juntos, de aquí en adelante no quieren hablar con nadie que no sea él, sobre todo tratándose de lo vinculado al presupuesto del 2003. Con lo que si antes no le alcanzaba el tiempo para nada, ahora menos.

M I É R C O L E S

Estamos, pues, a dos meses de que las teorías volverán a enfrentarse a la realidad. Una cosa es ganar elecciones y otra bastante diferente es gobernar, y si no que se lo pregunten a Fox.

Varios han sido en nuestro municipio los que, a poco de protestar el poder se dieron cuenta de que era algo que estaba por encima de sus capacidades, pero, ninguno ha sido capaz de reconocerlo. Todos siguieron tirando y así nos ha ido algunas veces.

Lo que es blanco y negro en las pláticas, en lecturas especializadas y aun en consejos de los padrinos, en la práctica está lleno de complejidades que, ni por aquí le pasaban a nadie. Esto por la sencilla razón de que cada cabeza es un mundo y ningún tiempo es en la práctica igual a otro. ¡Qué fácil sería si todos los tiempos, ya no digo los hombres a gobernar, fueran iguales! Bastaría entonces escoger a un gobernante anterior como modelo y ¡adelante con los faroles!

Tampoco que todo lo anterior haya sido malo. Eso de entrar cambiando todo, poniendo arriba lo que ha estado siempre abajo, o al revés, tampoco garantiza que sobrevenga lo mejor, al contrario, lo único que puede asegurar es otro revoltijo de padre y muy señor mío.

La gente nueva que sea la menos posible. Los amigos son los amigos y seguramente, como tales, inmejorables; pero, no debe olvidarse que a lo que se va es a gobernar y a hacerlo bien se debe dirigir todo empeño.

J U E V E S

De Blasco Ibáñez cuentan que era un lector empedernido. Leía lo que le caía entre manos, lo que fuera, y como tenía muy buena memoria, se acordaba casi de todo lo que leía. Era capaz de abstraerse de tal modo cuando leía que se ausentaba, al leer, de todo lo que le rodeaba. Un amigo le preguntó un día que si de algo le servía leer tanto. El autor de “Entre Naranjos” le contestó que de mucho, contándole que por cosas políticas le desterraron un día a un pueblo de mala muerte, sin dejarle llevar consigo casi nada. Se enteró de que la viuda de un militar había conservado la biblioteca de su difunto marido; la visitó y le pidió permiso para leer algunos de aquellos libros. Aquellos libros sólo trataban temas militares; sin embargo, los leyó todos. Poco después, cuando la primera guerra europea, asistió en Francia a una comida con generales franceses. Y los asombró a todos por sus muchos conocimientos de estrategia y arte militar. Bueno, y qué ganaste con ello, le volvió a preguntar su amigo. Que me invitaran a comer muchas otras veces, le contestó Blasco Ibáñez.

Llegó a ganar mucho dinero, a pesar de lo cual era muy avaro. Una vez un escritor joven y pobre fue a visitarle y a contarle cómo las pasaba, pidiéndole ayuda económica. El joven le pidió mil pesetas y una carta de recomendación. El escritor valenciano le dijo que ambas cosas no; que escogiera una u otra. Acabaron transando en la carta y quinientas pesetas, ahorrándose así quinientas Blasco Ibáñez.

V I E R N E S

Como usted ya sabe Charles Budealaire, que murió en 1867, fue un hombre de lo más irrespetuoso con las buenas costumbres. Desde niño le gustaba escandalizar.

Le gustaba decir cosas que asustaran y molestaran. Un día se fingía enfermo del estómago. Una señora le preguntaba si estaba malo. Y él le contestaba que se podía ver que sí. Y que ello era el resultado de haber desayunado un niño al horno, que aunque era tierno le había indigestado.

Otra vez enseñaba un libro muy bien encuadernado y decía que era de piel humana. La de un buen amigo, a quien así tenía más presente. A veces exageraba algo más de la cuenta, como cuando afirmaba haberse hecho una corbata con la piel de su padre, aclarando que sólo se la ponía en las grandes solemnidades.

Un amigo le encuentra en un café. Está allí solo, llena la mesa de vasos vacíos. Cuando su amigo le pregunta qué hace allí, le contesta que cultiva su histeria para asombrar a los tontos.

Su madre, al enviudar de su padre, se volvió a casar. La noche de bodas, Baudelaire encerró al nuevo matrimonio en su alcoba, cerrando por fuera con llave y huyó de la casa. El padrastro no estaba dispuesto a aguantar cosas como éstas, habló de mandarlo a la India, él dijo que sí siempre y cuando le compraran la obra completa de Balzac. Se puso a leerla y como no acabara se regresó en el mismo barco. Cuando le preguntaron por la India dijo que de ella sólo sabía que estaba a treinta y siete volúmenes de la obra de Balzac.

S Á B A D O

Durante muchos años hubo sólo una lotería, dos si mucho, por algunos años, y de la tradicional llegó a decirse, porque así era, o porque podía creerse, que era la caja de ahorros presidencial.

Dos cosas han servido en México, a través de los años, para soportar los malos tiempos que hemos pasado, que no han sido pocos: La Virgen de Guadalupe y la Lotería Nacional. En los momentos en que la vida aprieta tanto que hace olvidar que no ahorca, hasta los más incrédulos tienen un momento de debilidad en que le dirigen a la Patrona de México un pensamiento a manera de “S. O. S.” en señal de auxilio, a sabiendas de que es tan íntimo que nadie se va a enterar. En cuanto a la Lotería Nacional la compra de sus cachitos se han hecho siempre a la vista de todos, por aquello de que todos sabrán comprender que no hay peor lucha que la que no se hace.

Pero, como digo, nunca han sido tan malos los tiempos, para la mayoría (que siempre habrá personas previsoras o suertudas, a quien estas calamidades no las hagan ni sudar ni abochornarse) que hoy no basta con las tradicionales, y ya los estados están pensando en poner las suyas. Dios nos proteja.

Y D O M I N G O

Dadme buena política y os daré mejores finanzas. MARIANO ARISTA.

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