M I R A J E S
L U N E S
Bueno, mi muy estimado Jesús R., le diré que Licha, su esposa, tuvo
razón.
Eso de cantar, todos los mexicanos lo traemos dentro. Nos lo habrá
legado España. Recuerde usted que allá todo mundo camina por las calles
cantando por bajines cosas de su tierra, y desde que surgieron a la fama
Agustín Lara y José Alfredo Jiménez, también cosas nuestras; lo que les
extraña de las canciones mexicanas es que la mayoría parecen estar hechas
para llorar “en el rincón de una cantina”, si no encuentran sitio mejor.
Tímidos y apocados, los más audaces de nosotros sólo se atreven a
tararear dentro de casa, o a cantar a gritos mientras se bañan.
Lo peor que puede sucederle a un hombre, mi estimado José R., es
deplorar, cuando ya no es posible corregir, haber dejado de hacer tal o cual
cosa pudiendo haberla hecho. Así que, nuevamente: Muy bien hecho por
Licha, que lo convenció de grabar este CD para sus amigos.
Gustar del canto es como gustar de las corridas de toros. No se puede
ser aficionado a ello impúnemente. ¿Sabe usted que yo eché mi primer
capotazo a una becerra el año en que cumplí ochenta? Pues sí. Desde
entonces sé que moriré en paz.
Por esto, amigo mío, le felicito por su atrevimiento, como usted dice,
que no es tal sino ganas de hacerlo. La selección de canciones es magnífica.
(son de las nuestras), y como ninguno de sus amigos que las escuchen,
(gracias por contarme entre ellos) pensamos en que vamos a oír a Plácido
Domingo o gente por el estilo, al ir sucediéndose las letras a lo que estamos
atentos es al sentimiento con las que nos las va cantando, y que usted
comparte con sus amigos, grabándolas. No quiere decir lo anterior que no
tenga voz; voz la tiene, yo no la puedo calificar, pero la tiene, sino no lo
hubiera acompañado el trío que lo acompaña. Eso creo yo.
Mi estimado Jesús R.: lo único que puedo decirle es que lo
escucharé sólo y acompañado muchas, pero muchas veces.
Salud, pues. Lo felicito.
M A R T E S
El hombre no sólo ha llegado a la luna, se ha vuelto un entremetido.
Ahora le ha dado por los peces. Y el hecho de haber descubierto que los
salmones, por ejemplo, no se cansan de comer, y son capaces de comer
cinco veces su propio peso, les trae muy preocupados. Y esto que ha
ocurrido así desde que el mundo es mundo, y causa que los salmones
sepan a lo que saben, y de que a tantos seres humanos les gusten como les
gustan, trae a los hombres de ciencia preocupadísimos. Tanto que se han
propuesto – y júrelo usted que lo conseguirán – convertir en vegetarianos a
los salmones. Con lo que las próximas generaciones si llegan a comer
salmones, lo que probarán será no uno de esos peces poderosos que
eran capaces de nadar contra fuertes corrientes, sino un flacucho pez
que habrá de saberles a granja.
M I E R C O L E S
No se cansa de repetir el nuevo gobierno que su lucha contra la
impunidad es definitiva, y algo se ha hecho, en efecto sobre esto, el caso
de los generales, por ejemplo, pero, de todas maneras, hay otros que dan
la impresión de que, sobre el asunto existe una especie de selección.
Ahora, cuando la queja mayor sigue siendo la escasez de dinero
que impide a nuestro país atender las necesidades más elementales, se
tiene que pensar en cuántos de estos problemas se resolverían si las
autoridades correspondientes dieran prisa a los viejos asuntos en que
los inodados lo son por la gran cantidad de dinero que defraudaron a
Hacienda, principalmente. Un botón de muestra es el de Cabal Peniche,
y partiendo de allí la lista es larga. Todos ellos son una esperanza, engañosa
mientras no se ponga en claro si deben lo que se dice o no. Y si no lo deben
¿a qué darnos a chupar ese dedo? ¿Cuál es el objeto de dar largas a ese
tipo de asuntos que lo que conviene es finalizar para recobrar lo que se
pueda (de lo perdido, lo que aparezca) . A ese hablar, pues, le han faltado
los hechos.
Los problemas no se van a resolver solos, ni sólo por pensar
resolverlos. Para el año próximo muchos habrán crecido, el del desempleo,
por ejemplo, y como él otros. El costo del país será mayor indudablemente.
Entonces, ¿por qué no darnos prisa en recobrar lo que, según se afirma es
nuestro?
J U E V E S
Los pensionados. Los pensionados son otra de las burlas de nuestros
gobiernos. Se sirvieron del dinero que ellos ahorraron por muchos años con
la ilusión que sería cobrarlo poco a poco, mensualmente, cuando ya no
pudieran trabajar, aunque no se imaginaron en qué condiciones.
Si usted pasa por los Bancos en los primeros días de mes verá, por
horas, colas de pensionados avanzando lentamente hasta llegar a cobrar
a una de ls ventanillas. Existe la excepción que confirma esta regla, la del
Banco Nacional ubicado en Hidalgo y Valdéz Carrillo, que tiene a disposición
de sus visitantes suficientes sillas para que esperen su turno cómodamente.
Pero, resulta que en otro de los Bancos del centro, esperando se les
murió un pensionado, y de allí en más no quieren que eso vuelva a suceder
en su área de atención al público, y su gerencia decidió que en adelante
los pensionados cobraran en otro sitio, lo que no está mal; pero, lo que sí
lo está es que el nuevo sitio no ofrece ni siquiera las pocas comodidades
que su local principal, donde antes daban ese servicio, y menos para los
incapacitados.
Hace algunos años, no sé si esto lo seguirán haciendo con los mil
problemas que tienen encima, leí en una revista sudamericana que a los
pensionados argentinos su seguro les ofrecía salas perfectamente
amuebladas dónde esperar, y mientras les llegaba su turno les ofrecía
café y pastelillos, y esto por puro sentido humanitario. ¡Qué diferencia!
V I E R N E S
Murillo tenía en su casa de Sevilla un criado mulato llamado Sebastián
Gómez. Un día, el pintor llevó a sus discípulos a estudiar las buenas
pinturas del museo. El criado que estba solo en la casa, entró en el estudio
del pintor y vio, en un caballete un cuadro de la Virgen sólo esboado. No
pudo resistir la tentación de poner a prueba su capacidad, cogió los pinceles
y dio algunas pinceladas en el cuadro. Murillo lo vio después, conocio
enseguida que alguien había pintado allí, llamó al criado y no consiguió
poner nada en claro. Al fin dijo: “Pues el que ha hecho esto sabe lo que se
hace y puede llegar a ser un buen pintor.”
El criado sucumbio al elogio y confesó. Murillo lo perdonó. Y no solo,
sino que le auguro un buen porvenir como pintor, diciéndole que creía haber
producido sólo cuadros, pero que ahora sabía que había producido también
un pintor. Y de allí en adelante fue su discípulo predilecto. Sebastian Gómez,
no fue un gran pintor, pero dejó de ser criado y vivió de su arte.
En el convento de los capuchinos de Cadiz, , pintando “el desposorio
de Santa Catalina”, Murillo cayó de un andamio. Se sintió muy mal y fue
llevado a su casa de Sevilla dónde murio dos años después, como
consecuencia del accidente. Si los capuchinos hubieran sido como nuestros
banqueros, no hubieran dejado a ningún pintor pintar, después de aquella
caída y muerte, a nadie más en sus conventos.
S A B A D O
Ahora que nuestros señores diputados andan ocupados en ver cómo
les puede ir económicamente en las navidades, y como asegurarse un mejor
salario para el 2003, hay que recordar a John Steinbeck.
Este buen escritor norteamericano nacido hace cien años, no era
partidario de lo mucho que se gasta en tales fiestas de fin de año. Le
preguntaban si de poder acabaría con los Santoclós habidos y por haber,
y contestaba que sí, porque no le parecía que gastar en esos días más
dinero en diversión que en educación, pudiera dar buenos resultados.
Y contaba el caso de un matrimonio ocasionalmente arruinado, que
llegada la Navidad no tenía dinero para comprar juguetes a sus niños. Y
unos días antes, entre marido y mujer, hicieron algunos muñecos con trapos
y papel. Cuando los tenían hechos, un amigo en buena posición les mandó
un paquete de juguetes para los niños. Lo pusieron todo en el árbol de
Navidad, y los niños sin hacer caso alguno de los juguetes, pasaron la tarde
muuy divertidos con los muñecos de trapo, que, entre todos no costaban
ni un dólar.
Esto, pora que los diputados vean que no todo es cuestión de dinero,
y que hay otros más necesitados que ellos.
Y D O M I N G O
Detrás del Presidente está el Tlatoani, el centralismo tolteca, el caudillo
árabe, el patrimonialismo español. ENRIQUE KRAUZE .