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Molesta a los iraquíes la era pre-industrial

Reuters

BAGDAD, Iraq.- Si el presidente George W. Bush cree que los iraquíes recibirán con brazos abiertos a las tropas estadounidenses, podría llevarse de una desagradable sorpresa.

No importa cuánto miedo tengan para decir lo que piensan bajo el despiadado gobierno del presidente Saddam Hussein, sus sentimientos de profundo odio hacia Bush son muy claros.

Ellos perciben a Estados Unidos como el responsable principal de las sanciones que han destruido a su economía y a la fábrica social de sus vidas, alguna vez prósperas, y lo acusan de causar la muerte de unos 1,6 millones de niños y de la desnutrición y enfermedades de muchos más.

Al igual que las privaciones, los iraquíes están enfurecidos por la humillación de haber regresado a una era pre-industrial.

Esos sentimientos son más evidentes en el hospital pediátrico Mansour, donde numerosos niños mueren de cáncer, que los médicos atribuyen a efectos de la Guerra del Golfo del año de 1991.

“Mire! Estos son los niños de Iraq”, dijo Nouhad Abdel-Amir, apuntando a la sala de pacientes de cáncer, repleta de niños frágiles sin cabello, muchos inconscientes, y recibiendo suero.

Nohuad abrazaba a un bebé de un año cuyo brazo había sido amputado para detener el avance del cáncer, a falta de una inyección que los médicos dicen está prohibida por el comité de sanciones de la ONU.

, el cual alega tiene un uso doble, o sea, que también puede ser usada en la esfera militar.

“Esto es lo que los estadounidenses nos hicieron. Este es el efecto de todas las bombas que nos lanzaron. Está apareciendo ahora. Es culpa de Estados Unidos que nuestros niños estén muriendo”, dijo Najate Salem, cuyo hijo, Mohammed, de cinco años, tiene cáncer de estómago.

Investigaciones médicas internacionales han reportado un dramático incremento en los casos de cáncer, deformidades genéticas y anormalidades en los niños iraquíes nacidos después de 1991, especialmente en el sur, donde tropas estadounidenses y británicas dispararon municiones con uranio empobrecido, al igual que las fuerzas iraquíes expulsadas de Kuwait.

“La Guerra del Golfo es el único indicador para el aumento del cáncer en Iraq. La tasa de cáncer ha aumentado cinco o siete veces más que antes de 1991”, dijo Loua’i Latif Kasha, patólogo y director del hospital Mansour, con capacidad para 300 personas.

El médico dijo que los bombardeos estadounidenses a plantas de tratamiento de agua, y el colapso de los sistema de salud e higiene, así como el embargo, que ha dificultado la importación de medicinas, han conducido a un drástico aumento en los casos de cáncer entre los iraquíes, fundamentalmente los niños.

“Aparte de esos factores, la contaminación de la radiación de bombas de uranio empobrecido por sí misma causa cáncer, como el de tiroide y leucemia”, dijo a Reuters Kasha, quien recibió entrenamiento en el hospital Whitechapel de Londres.

En el hospital Mansour, padres desesperados velan por sus hijos y esperan un milagro. Sin éste, muchos morirán porque las medicinas necesarias no están disponibles, más allá del alcance de los padres.

El programa de petróleo por alimentos de la ONU incluye suministros de ayuda humanitaria para aliviar el impacto de 12 años de sanciones pero no cubren la enorme demanda.

Muchos padres, originalmente de pobres provincias en el sur, han vendido bienes y muebles de sus hogares para comprar los caros medicamentos.

“Vendimos todo lo que teníamos para conseguirle la medicinas.

No nos queda nada, excepto nuestros colchones y él está muriendo”, dijo Camila Mohammed, cuyo hijo Ali, de seis años, tiene cáncer de riñón.

Durmiendo en colchones desnudos y sucios en habitaciones malolientes, los niños, sin cabellos, con sus rostros amarillentos y ojos tristes escuchaban a sus padres desatar toda la ira contra Estados Unidos.

“Ruego a Dios que golpee muy fuerte a Estados Unidos porque un golpe de Dios es mucho más fuerte que el de un ser humano (...) Quiero que ellos sufran como nosotros estamos sufriendo.

Ellos son la razón de nuestra miseria”, dijo Kazema Tshaloub, de 30 años.

Odien o amen a Saddam Hussein, su ira estaba dirigida fundamentalmente contra gobierno estadounidense.

Muchos de ellos, provenientes de áreas que presenciaron una insurrección contra Hussein tras la Guerra del Golfo, desconfían de las declaradas intenciones de Bush de poner fin a los 23 años de gobierno de Hussein.

El padre de Bush, el ex presidente George Bush, alentó a los chiítas en el sur y a los kurdos en el norte a rebelarse contra Hussein tras la Guerra del Golfo, pero hizo poco por ayudarlos.

“Bush aún quiere hacernos más daño. ¨Qué más quiere? ¨Hay algo que no haya hecho? (...) ¨Toda la destrucción, las sanciones y enfermedades no son suficientes? Qué le hemos hecho, no le hemos hecho daño ni lo hemos atacado”, dijo otra madre, Ghaziya Rasheed.

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