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Museo tailandés exhibe los efectos del opio

CHIANG SAEN, Tailandia, dic 3 (Reuters) - Las primeras reacciones al nuevo y gigantesco museo tailandés del opio son mixtas: sorpresas agradables, como sentir un aire fresco después de haber experimentado un intenso calor tropical, seguido por desorientación, conmoción e incluso miedo.

Los visitantes entran en el complejo a través de un sinuoso túnel oscuro y nebuloso que conduce a la base de una colina cuyas paredes están decoradas con bajorrelieves de figuras desorientadas y, de repente, llegan a un campo de amapolas muy iluminado, como en un día de sol resplandeciente.

"Este es el misterio, la contradicción del opio", dice Charles Mehl, jefe de investigaciones de la Fundación Mae Fah Luang, que financió la construcción del museo por 10 millones de dólares.

"El opio es una de las mejores drogas para tratar el dolor crónico y aliviar el sufrimiento, pero también puede ser malo y destruir vidas si se usa como esparcimiento o se explota para ganar dinero", añadió.

El museo ha sido construido dentro de una colina cercana al río Mekong, en el extremo norte de Tailandia y en el corazón del llamado Triángulo Dorado.

El poblado de Chiang Saen está a unos 750 kilómetros al norte de Bangkok, muy cerca de la frontera entre Tailandia, Laos y Mianmar, antiguamente conocida como Birmania.

El Triángulo Dorado es una amplia zona franca que el año pasado produjo más opio y heroína que Afganistán, y más estimulantes sintéticos que el resto de los laboratorios del sureste asiático, según agencias antidrogas.

LOS VISITANTES Excursionistas occidentales y numerosos turistas diurnos llegan diariamente al pintoresco distrito de Chiang Saen, en la provincia de Chiang Rai, para comprar objetos y prendas de recuerdo en las riveras del río Mekong, y algunos experimentan con las ilícitas pipas de opio en los pueblos aledaños.

El museo, que será inaugurado oficialmente el próximo año, tiene como objetivo la explotación del turismo, atrayendo a los curiosos bajo la promesa de entretenerlos e impresionarlos con efectos audiovisuales especiales. Las explicaciones y leyendas se ofrecen en inglés y tailandés.

Pero, a medida que los visitantes avanzan por el laberinto que se extiende a lo largo de tres plantas, las advertencias contra el abuso de narcóticos se tornan cada vez más fuertes.

"La gente cree que sabe lo que va a ver: una extraña presentación de campesinos cultivando opio. Pero eso es sólo una parte de la historia", dijo Mehl.

Mae Fah Luang ha luchado por 15 años contra el consumo y la adicción a las drogas en la provincia de Chiang Rai, estableciendo el mejor programa antidrogas y de sustitución de cultivos en Asia, según la Oficina de Drogas y Crímenes de las Naciones Unidas (UNODC, por sus siglas en inglés).

El programa ha triunfado entre los montañeses tailandeses de Doi Tung, en parte, porque ofrece alternativas de cultivo a los campesinos, como el café y las semillas de macadamia (fruto parecido a la avellana oriundo de Australia), con los que pueden ganar más dinero. El museo exhibe esta realidad e imparte clases al respecto.

Asimismo, el museo ofrece lecciones integrales sobre la historia del opio, sus derivados, como la heroína y el láudano, y explica cómo el comercio de drogas ha contribuido a la transformación del mundo a través de los siglos.

BENEFICIOS Y TRAUMAS Se cree que el opio se utilizó por primera vez a lo largo de la costa del Mediterráneo, pero arqueólogos han descubierto evidencias de su consumo en Suiza durante el período neolítico.

En Grecia y en el antiguo Egipto, el opio era un sedante muy utilizado antes de ganar popularidad en Europa y Asia y convertirse en un producto clave del comercio británico y holandés para obtener té y otras especias de China.

Con efectos especiales en todas partes, el museo refleja las guerras del opio del siglo XIX entre Gran Bretaña y China antes de analizar la prohibición en el siglo XX y los esfuerzos oficiales por erradicar el consumo de la droga, que a menudo fueron un espectacular fracaso.

En el museo se pregunta a los visitantes acerca de cuál sería el mejor enfoque para controlar los narcóticos, si la prohibición, los programas de erradicación, o la despenalización.

Pero no se divaga sobre el trauma y la tragedia que la droga inflige sobre los drogadictos.

Una galería final hace un recuento fílmico de historias verdaderas de víctimas de la droga en todo el mundo, así como el testimonio de sus familias.

"Los sentimientos que se experimentan a lo largo de la visita al museo cambian al final cuando (los visitantes) ven la evidencia de muerte y sufrimiento relacionada con el abuso de drogas", dijo Antonio María Costa, director ejecutivo de UNODC, son sede en Viena, Austria.

"El mensaje es my fuerte, hay que luchar contra las drogas.

La sociedad tiene que emplear todos los recursos, como el refuerzo de las leyes, pero no todo estriba en reforzar la ley.

La prevención y el tratamiento también son muy importantes", añadió.

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