SALTILLO, Coah.-- Es urgente y necesario que al interior del PAN en Coahuila se acaben las llamadas “familias felices”, los regionalismos y los gentilicios como “garcíavillistas” y “rosendistas”, y que el partido se democratice internamente, pide con energía y coraje el panista desde 1951, Lorenzo Burciaga, quien desde hace dos semanas tiene tomadas la sede del panismo local.
Hace dos semanas, don Lorenzo como se le conoce, temprano por la mañana él solo, sin violencia, sacó al velador del edificio ubicado en la calle de Hidalgo, y colocó cadenas y candados en la entrada de la sede para instalarse en una silla de plástico, molesto por la desastrosa derrota de su partido en Saltillo, donde perdió casi tres a uno aplastado por el PRI que se llevó la alcaldía y todos los distritos, por lo que pide el despido de la actual dirigencia municipal panista.
Ahora, el viejo panista se ganó el respeto y simpatía de sus compañeros de partido, de priistas, de perredistas y de la ciudadanía en general, quienes aprueban su actitud. Cientos se le han acercado para manifestarle su solidaridad y para acompañarlo en su protesta. “No pierdan tiempo, vayan a trabajar, a ustedes lo necesita el país produciendo, no aquí conmigo”, les dice amablemente don Lorenzo, acompañado por media docena de manifestantes.
“ÉRAMOS MUY POCOS”
Don Lorenzo, es un hombre vertical, que ha sacado adelante a su familia con su modesto taller de reparación de lavadoras. No es de los encumbrados neopanistas a los que él llama “panistas jocoques”. Ingresó al PAN desde 1951, cuando los años de la aplanadora priista y en la década de la lucha y represión de los médicos, de los mineros, de los ferrocarrileros, de los maestros y de los campesinos del sur.
“Me indigné de todo el abuso de poder y del dispendio del gobierno de aquella época, era tan obvio y tan descarado, pero nadie protestaba por miedo, por que estaba vendido o era parte de la jugada. Me acerqué al PAN porque me gustó su doctrina del bien común”, recuerda con nostalgia y viendo al vacío el viejo líder “moral” del panismo saltillense, todo un símbolo en este partido.
“Aquella era una época bronca y el sistema duro, despiadado, pero eso jamás nos intimidó, éramos pocos, pero luchamos con todo, con el corazón, y nos lanzamos contra el sistema. Ahora los que fueron nuestros enemigos nos reconocen y respetan a aquellos panistas que fuimos idealistas.
“Éramos muy pocos. Recuerdo que no nos reuníamos más de una docena de personas en nuestras juntas semanales. Casi nadie quería ser oposición; la represión era brutal, el gobierno ni dialogaba ni aceptaba la crítica.
Don Lorenzo ya ni recuerda todas las veces que fue encarcelado, ni quiere hacerlo, porque según dice: “Luego van a decir que estoy amargado, pero no tengo rencor en contra de nadie, a veces hasta saludo a los que me perseguían. Yo entiendo que ellos estaban en lo suyo y que tenían que defender sus posturas; así es la lucha política, hay riesgos y esto motiva más.
Me encarcelaron por mis protestas en Saltillo, en Monclova, en Acuña, en Piedras Negras y en otras partes del país donde manifestaba mis inconformidades apoyando a militantes del partido, como en San Luis Potosí, en Oaxaca y en Baja California”
“EL MAS DESCARADO; EL DIABLO DE LAS FUENTES”
P.- ¿Qué ha visto en la vida política de Coahuila en sus cincuenta años de panista?-, se le pregunta.
R.- Pues mucha corrupción y demagogia. Desde la época de don Raúl López Padilla, no ha habido ningún gobernador bueno. Los más han sido regulares, pero yo creo que el más desvergonzado y descarado fue el borrachín de “El Diablo” de las Fuentes Rodríguez. El señor abusó del poder en todos los sentidos, más que ninguno. Después de haber tenido una época gris como diputado federal, porque jamás hizo uso de la tribuna para defender alguna causa justa del pueblo; pero cómo, si se la pasaba en una cantina cerca de Donceles tirando los centavos.
“Cuando “El Diablo” llega a Saltillo venía sin un cinco en la bolsa, al grado que tuvo que vivir en la casa de su sobrino Carlos de la Peña, hasta que pudo aprovecharse del poder y se compró una residencia.
“Mi relación con Oscar Flores Tapia fue de mucha guerra, pero él si tenía los pies bien puestos sobre la tierra, tenía el don de escuchar. Yo no estaba de acuerdo con Oscar en muchas cosas, pero reconozco que cuando menos era un hombre hecho y derecho y que le gustaba conocer directamente los problemas de Coahuila.
“Aun cuando era muy arbitrario, fuera de la política era amable. Nos encontrábamos en la calle y me saludada de abrazo y de tú por mi nombre. No era de medias tazas, en lo político éramos adversarios y cada cual defendía su postura.
Don Lorenzo recuerda que con los alcaldes tuvo problemas, pero que con el más mal se llevó fue con uno de su propio partido.
“El colmo, pero al único que sentí no como adversario sino como enemigo personal fue a Rosendo Villarreal Dávila (ex alcalde panista de Saltillo, en la época de Rogelio Montemayor), yo critiqué su arribismo al PAN y en respuesta me mandó recoger los caballitos “pony” que yo rentaba en la alameda para paseo de los niños, lo que jamás me hicieron los alcaldes priistas, pero es que Rosendo siempre ha sido muy déspota con todos, con los panistas, con los trabajadores de sus negocios y con todo el mundo”
P.-¿Cómo llegó al PAN el ex senador y ahora contralor de la Secodam, Rosendo Villarreal?-.
R.- Pues yo fui de los que tuvimos la culpa por creerle, nos engañó que haría mucho por el partido, pero más bien él se ha aprovechado del partido. Demasiado tarde nos dimos cuenta que era un déspota con los obreros del Grupo Industrial Saltillo (GIS), que es un negocio de sus familiares. Ahora los López del Bosque (dueños del GIS) se lo endosaron a Pancho Barrio, pese a que no es nada recomendable.
P.-¿Quiénes manejan el PAN en Saltillo?-
R.- Pues “La familia feliz”, encabezada por Rosendo Villarreal Dávila y su tío Manuel López Villarreal, ex alcalde de Saltillo y uno de los propietarios del GIS. Rosendo se ha convertido en una especie de caudillo poderoso, pero por su imposición de la ex candidata a la alcaldía Tomasa Vives, se perdió Saltillo. Pero ahora él ha extendido sus redes al gobierno federal donde ha puesto a sus incondicionales, como a un delegado aquí en Coahuila.
GENTILICIOS Y CASTAS EN EL PAN DE COAHUILA
Don Lorenzo dice que tanto en Torreón como en Saltillo y en Monclova, al interior del PAN se han formado grupos privilegiados que se reparten los puestos y que sólo ellos figuran y ganan, marginando a los militantes.
“Se ganó Torreón, que bueno, Memo fue un buen candidato, pero pasa lo mismo que en Saltillo, porque se habla de “garcíavillistas” y “rosendistas”. Jorge Zermeño Infante, es uno de los representantes de Rosendo Villarreal en La Laguna; lástima porque Jorge, a quien aprecio, no tiene necesidad de cantearse por un grupo, como senador debe ser libre
“Ahora, los panistas de Torreón dicen que los problemas del PAN en Saltillo, son sólo de Saltillo, pero están muy equivocados, son problemas que interesan al panismo coahuilense por la formación de grupos de poder, de familias felices, y por los regionalismos que dividen al partido y bloquean su democracia interna”.
El viejo luchador social hace notar con tristeza que hay división interna que fragmenta al PAN, y que por gentilicios de grupo se deja de lado la unidad de los panistas.
“Yo convoco a todos los panistas de Coahuila a que abran los ojos y que ya no permitan seguir supeditados a grupos de poder que ocupan todos los cargos y puestos, y que siempre son los mismos, como si no hubiera más gente en el PAN”