Por Gilda Regina Meza
enviada de el siglo de torreón
Nueva York.- Santiago Valencia tiene una joyería en Broadway y la calle John, a una manzana de la zona cero. Dice que durante los primeros años que estuvo abierta, las cosas fueron muy bien, pero que el 11 de septiembre le dejó sin negocio además de perder parte de las joyas. Ahora el local está en proceso de liquidación, con descuentos de hasta un 60 por ciento. “La estamos pasando muy mal y el negocio ya no es lo que era. Estuvimos cerrados dos semanas pero la zona no se ha recuperado como esperábamos. Si las cosas siguen así tendremos que cerrar, y no somos los únicos. La mayoría de los negocios aquí están agonizando”.
Miguel Mejía, dominicano, dice lo mismo. Mira hacia el suelo y se desespera porque a las 11 de la mañana no hay absolutamente nadie en el mostrador de su imprenta, situada en la calle Warren. “Antes había colas de gente que atender, pero ahora no hay negocio. Hemos bajado al menos un 50 por ciento y eso después de pasarlo muy mal y estar cerrado durante muchas semanas”. Mejía explica que no ha tenido suerte, ya que a pesar de la catástrofe no le congelaron el alquiler, e incluso sus acreedores quisieron quedarse con los ordenadores y las máquinas para pagar las deudas. “Ahora toca ir día a día, pero la situación es terrible y lo más probable es que toque cerrar. Me gusta mucho la zona pero es obvio que no hay negocios para todos. Ha pasado un año y mira como estamos. Creo que al menos tendrán que pasar otros dos años hasta que las cosas vuelvan a ser como antes”.
Pero no todos ven un panorama tan negro. Diego Camargo, dueño de una tienda de ropa en la calle Church, espera que los turistas que vienen a curiosear le devuelvan parte de lo perdido con los atentados. “Yo empiezo a ver más gente y más tráfico, aunque las ventas aún están en el 60 por ciento con respecto al año pasado”. Este comerciante argentino tiene un cartel de ‘grand opening’ como reclamo, aunque su negocio no es ni mucho menos nuevo. Casi nadie se ha decicido a abrir un local en la zona. Incluso hay dos desahabitados y en mal estado que están ocupados por unos vendedores de ropa.
a un dólar en unos cajones. No tienen licencia para estar allí, según denuncia uno de los negociantes vecinos, pero llevan varios días a lo suyo. Ninguno de los empleados quiso hacer declaraciones al respecto.